Por @Wicho — 15 de diciembre de 2022

Esta pasada noche Sergey Prokopyev y Dmitri Petelin estaban preparándose para un paseo espacial en el que el objetivo era instalar en su sitio el radiador del módulo Nauka de la Estación Espacial Internacional (EEI). Pero cuando aún no habían salido al exterior las imágenes de las cámaras externas de la Estación empezaron a captar una extensa nube de partículas que salían de la cápsula tripulada Soyuz MS-22. Pronto quedó claro que se trataba de una fuga de refrigerante y el paseo quedó cancelado tanto por motivos de seguridad como porque era mucho más prioritario ver qué estaba pasando con la cápsula.

Así que en lugar de utilizarlo para mover el radiador de su ubicación provisional en el módulo Rassvet como estaba previsto, Anna Kikina usó las cámaras del Brazo robot europeo (ERA) del módulo Nauka para obtener imágenes de la zona de la Soyuz en la que está la fuga y enviarlas a tierra. En los próximos días la NASA hará lo mismo con el Canadarm 2, el brazo robot de la Estación.


Configuración actual de la EEI. La Soyuz MS-22 está acoplada en el módulo Rassvet, justo a la izquierda del módulo Nauka y el ERA en esta imagen – NASA


El ERA inspeccionando la Soyuz MS-22 – NASA TV

Finalmente, algo más de tres horas después de haber sido detectada, la fuga desapareció. Pero no porque Roscosmos consiguiera detenerla reconfigurando los sistemas de la cápsula sino porque se terminó el líquido refrigerante.

Roscosmos ha publicado esta actualización en su canal de Telegram esta mañana (la traducción es básicamente la de DeepL):

Según las informaciones preliminares, el jueves 15 de diciembre se produjeron daños en la parte exterior del módulo de servicio de la nave espacial tripulada Soyuz MS-22.

La tripulación informó de que se había activado la alarma del sistema de diagnóstico de la nave que indicaba una caída de presión en el sistema de refrigeración. La inspección visual confirmó la fuga, tras lo cual se tomó la decisión de interrumpir las actividades extravehiculares previstas por los tripulantes del segmento ruso de la EEI Sergey Prokopyev y Dmitry Petelin.

Para determinar la causa del accidente, Anna Kikina utilizó la cámara del manipulador instalado en el módulo Nauka para tomar fotos y vídeos de la superficie exterior de la nave. Los datos se enviaron a la Tierra y los especialistas comenzaron a estudiar las imágenes.

En estos momentos, todos los sistemas de la EEI y de la nave espacial funcionan con normalidad, la tripulación está a salvo. Tras analizar la situación, se tomará una decisión sobre las medidas que deberán adoptar tanto los especialistas en la Tierra como la tripulación del segmento ruso de la ISS.

Nunca antes en los más de 50 años de servicio de las cápsulas Soyuz había pasado algo así. Lo más parecido, una fuga de aire en la Soyuz MS-09 mientras estaba acoplada a la Estación Espacial Internacional. La causa, un taladro dónde no debía haber habido ninguno. Aunque esa cápsula y su tripulación volvieron a casa sin problemas.

Queda ahora evaluar cuidadosamente la situación, en especial de cara a saber si la MS-22 podrá ser utilizada para traer de vuelta a tierra a Prokopyev y Petelin y a su compañero de vuelo Frank Rubio de la NASA. Su retorno estaba previsto para el 28 de marzo de 2023.

Si la conclusión es que no se puede utilizar un posible plan de acción sería desacoplarla de la Estación de forma remota para dejar libre el puerto que está ocupando ahora. Roscosmos probablemente intentaría traerla igual de vuelta a tierra para inspeccionarla si sobrevive al retorno. Y enviar la Soyuz MS-23 vacía a la EEI para sustituirla y que Prokopyev, Petelin y Rubio tuvieran una nave en la que volver a casa. Es de suponer que entonces su misión se extendiera en unos seis meses para aprovechar la MS-23. Eso sí, alteraría la planificación de futuras misiones tripuladas, que se retrasarían.

Aunque en el caso de que la MS-22 sea declarada no apta para volar tripulada se daría un problema importante: la EEI se quedaría sin uno de sus salvavidas, así que habría que ver de adelantar en lo posible el lanzamiento de la MS-23. Nunca hasta ahora ha habido que evacuar a nadie desde la EEI. Pero en algunas ocasiones sí que las tripulaciones se han refugiado en sus naves como medida extra de precaución ante aproximaciones demasiado cercanas de algún fragmento de basura espacial.

También existe el riesgo de que, si la fuga deja a las Soyuz MS-22 sin refrigerante, haya que apagarla definitivamente. En ese caso no podría ser desacoplada en remoto, así que se tendría que quedar permanentemente acoplada al módulo Rassvet, con lo que el segmento ruso de la Estación perdería uno de sus puertos de atraque.

Otra posibilidad más remota por múltiples motivos, entre ellos los políticos, sería enviar una Crew Dragon a SpaceX para que trajera de vuelta a casa a Prokopyev, Petelin y Rubio y que mientras actuara de bote salvavidas.

En cualquier caso por ahora toca esperar noticias.

(Lo de Roscosmos en Telegram vía Katya Pavlushchenko).

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