Por @Wicho — 18 de octubre de 2017

[Recomiendo Mi agüita amarilla de Los toreros muertos como banda sonora mientras lees esta anotación.]

Junto con la Starliner, su cápsula espacial tripulada, Boeing ha diseñado un traje espacial para que quienes viajen a bordo lo hagan protegidos frente a emergencias como incendios o despresurizaciones.

Se trata de un traje ligero, flexible y cómodo, ajustado a la medida de cada astronauta, más fresco que otros anteriores, y para gustos, hasta bonito.

Pero de lo que no hablan en vídeos promocionales como éste es de que los astronautas tienen que pasar horas metidos dentro de sus trajes y de que durante ese tiempo sus necesidades fisiológicas aparte de respirar –AKA hacer pis y caca– no se detienen.

Así que estos trajes tienen que incluir los sistemas necesarios para «gestionar los desechos». Y lo que es peor es que alguien tiene que probarlos antes de mandarlos al espacio, no vaya a ser que.

Y esto exactamente es lo que hizo –aunque de forma voluntaria– Kavya Manyapu, ingeniero de pruebas de operaciones de tripulación y de vuelo en Boeing. En sus propias palabras:

Una de las primeras cosas en las que trabajé fue en la gestión de residuos -específicamente, averiguar cómo los astronautas se aliviarán cuando están metidos en el traje, ya sea en la plataforma de lanzamiento o mientras esperan para llegar a la órbita. Al principio probamos un sistema, que te ponías como si fuera ropa interior, capaz de absorber los fluidos de desecho del cuerpo. No sabíamos si sería capaz de bombear toda la orina que capturaba en una bolsa y guardarla allí para que no se derramara por toda la cápsula, o para que no fuera a dejar a los astronautas empapados.

Mi jefe me propuso participar en la prueba. El sabía que me encantaría, pero yo no sabía del todo bien qué me estaba metiendo. Tenía que fingir que meaba en el espacio. Para hacer eso, me puse la ropa interior con la bomba y el depósito por debajo de mi ropa normal. Entonces tuve que recostarme, como si estuviera sentada en la Starliner. Así que estoy sentada con mi ropa de trabajo –junto con mi jefe, que era el sujeto de prueba masculino– y el ingeniero que dirigía la prueba no paraba de decir: «Venga. Orinad.»

Dije, «¡No puedo mirarte y empezar a mear!»

Pero lo hice. De hecho tuve que hacerlo tres veces seguidas. Teníamos que asegurarnos de que el sistema aguantaría si los astronautas se quedaban atascados en la cápsula durante un retraso de lanzamiento. Bebí mucha agua ese día. En mi trabajo, todos hacemos cosas inusuales para sacar las pruebas adelante. Son el tipo de cosas que no harías en otro trabajo. Definitivamente es divertido. Afortunadamente, la bomba funcionó y me mantuvo limpia y seca. Pero había traído un par de ropa de trabajo extra. Por si acaso.

Ah, ¡el glamour de trabajar en la industria aeroespacial!

(Vía Popular Science).

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