Por @Wicho — 9 de noviembre de 2017

El Hubble liberado en órbita

Hace poco un artículo de Forbes hablaba del final del telescopio espacial Hubble, que si nadie lo remedia terminará incinerándose en la atmósfera en algún momento de los próximos 10, 15 o 20 años.

Pero en realidad esto no tiene por qué ser así. El Hubble fue puesto en órbita el 25 de abril de 1990 por el transbordador espacial Discovery, y en principio la idea era que un transbordador lo trajera de vuelta a tierra al final de su misión para convertirlo en una pieza de museo. Pero la retirada de los transbordadores espaciales –en realidad los desastres del Challenger y el Columbia, tras los que la NASA decidió minimizar las misiones de los transbordadores– dieron al traste con esta idea.

Así que durante la quinta –y en principio última– misión de mantenimiento al Hubble –el Hubble fue diseñado para poder ser reparado en órbita– la tripulación del Atlantis instaló en la parte posterior del telescopio un mecanismo de captura que en el futuro permitirá que se acople con él algún tipo de propulsor aún no diseñado que pueda guiarlo en su reentrada en la atmósfera para que ésta sea controlada y no le vaya a caer en la cabeza a nadie.

Michael Good y Mike Massimino reparando el Hubble
Michael Good y Mike Massimino reparando el Hubble

Mecanismo de captura del Hubble
Mecanismo de captura del Hubble

Pero ese propulsor también podría ser utilizado para volver a subir la órbita del Hubble. De hecho, dejándolo atracado allí, podría repetir esa operación unas cuantas veces antes de guiar al Hubble hacia su final, alargando la misión. O dejar el sitio a otro propulsor con más combustible que lo sustituyera.

El problema de este escenario es que en el espacio las condiciones ambientales son chungas para la electrónica de a bordo, por no hablar de que las baterías se degradan con el tiempo aunque no estén en el espacio –más rápidamente si las tienes en el bolsillo, como se puede comprobar con la batería de cualquier móvil–. Así que aunque pudiéramos mantener al Hubble eternamente en órbita al final sus instrumentos y sistemas de a bordo terminarían por dejar de funcionar, con lo que no tendría sentido mantenerlo allí arriba.

A menos que se lance una nueva misión de mantenimiento al Hubble, ya sea en una Dream Chaser –hay una medio propuesta para hacer esto– o en cualquier otra nave tripulada que pueda llevar astronautas y piezas de repuesto hasta allí.

Impresión artística de una Dream Chaser en órbita
Impresión artística de una Dream Chaser en órbita

Cosa que es altamente improbable que suceda, en especial si el lanzamiento del telescopio espacial James Webb, retrasado por enésima vez, ahora puede que para 2019, se produce de una vez y va bien. Y es que aunque el Webb no sustituye directamente al Hubble porque es un telescopio de infrarrojos en lugar de de luz visible como éste no parece muy justificable ni necesario mantenerlo en funcionamiento más allá de lo que dure. Y porque ninguna de las naves que podrían llevar a cabo esta hipotética misión está lista para ser enviada al espacio.

Pero como falle en lanzamiento o el despliegue del Webb va a ser cuando menos interesante ver lo que pasa.

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