El bastidor que permitirá funcionar a los Ice Cubes acaba de ser instalado en uno de los racks del laboratorio Columbus de la Estación Espacial Internacional tras haber llegado allí a bordo de la cápsula de carga Cygnus OA-9.
Los Ice Cubes son una idea muy similar a la de los CubeSat. Definen un estándar de forma y de alimentación eléctrica y de conexiones de datos para poder mandar módulos con experimentos a la EEI. Igual que los CubeSat un Ice Cube de una unidad mide 10×10×10 centímetros, aunque se pueden diseñar experimentos de más unidades e incluso de formas irregulares tipo piezas de Tetris siempre que no «choquen» con otros módulos. De nuevo igual que los CubeSat la idea es utilizar componentes estándar para fabricarlos, lo que los abarata.
La base instalada en Columbus permite a los tripulantes de la EEI ponerlos a funcionar con sólo «pincharlos» en su sitio; a través de ella reciben alimentación eléctrica y conexiones de corriente y datos. Los responsables de cada experimento lo controlan desde tierra mediante conexiones casi en tiempo real, sólo limitadas por los periodos en los de la EEI pueda estar fuera de cobertura de datos. Del mismo modo pueden recibir los datos generados por el cubo en tiempo casi real, aunque también existe la opción de recibirlos en un pincho USB al final de la misión.
Las misiones tienen una duración estándar de cuatro meses, aunque se pueden alargar. Del mismo modo se llevarán a cabo lanzamientos aproximadamente cada cuatro meses.Algunos campos en los que se pueden aplicar los Ice Cubes son desarrollos en electrónica, optoelectrónica, biotecnología, bioingeniería, química, etc, aunque en general se pueden adaptar a cualquier experimento que se quiera realizar en el entorno de microgravedad.