Allá por 2015 las autoridades chinas decidieron permitir la entrada de capital privado en el sector espacial así como impulsar el que la industria de defensa desarrollara tecnologías que se pudieran transferir a su uso civil. Y fruto de eso varias empresas privadas chinas están ya haciendo sus primeros lanzamientos de prueba.
Al 5 de abril Space Honor, también conocida como i-Space, lanzaba un cohete de prueba de una etapa con combustible sólido en un vuelo suborbital por encima de la línea de Kármán, llegando a alcanzar los 108 kilómetros de altitud. Es un paso en el desarrollo del Hyperbola-1, un cohete con capacidad de colocar 300 kilos en órbita baja terrestre que esperan tener listo para su primera prueba en junio de 2019. El Hyperbola-3, que anuncian para principios de 2021, será capaz de colocar dos toneladas en órbita baja terrestre.
El 17 de mayo el primer cohete OS-X0 de OneSpace Technology Co., bautizado Chongqing Liangjiang Star, alcanzaba por su parte los 38,74 kilómetros de altitud y 5,9 veces la velocidad del sonido. Los OS-X son cohetes sonda con la capacidad de llevar 100 kilos de carga hasta unos 270 kilómetros de altituden su variante más potente, la OS-X1. La empresa trabaja también en el desarrollo de la serie OS-M, capaz de lanzamientos a órbita baja terrestre y órbita sincrónica solar. El primero de ellos está previsto que vuele a finales de 2018.
Landspace, por su parte, ha anunciado también para finales de 2018 está anunciado el lanzamiento del primer LandSpace-1, un cohete capaz de poner 400 kilos en una órbita sincrónica solar de 500 kilómetros.
Y Linkspace, de la que ya habíamos hablado, sigue trabajando en el desarrollo del NewLine-1. Es un cohete de dos etapas y 20 metros de altura capaz de colocar hasta 200 kilos en una órbita sincrónica al sol de entre 250 y 550 kilómetros de altitud cuya primera etapa –y más tarde también la segunda– será recuperable. Su primer vuelo está previsto para 2020.
Habrá que ver si hay mercado para todos –las ofertas son muy similares–, en especial si aparece alguna empresa más, que probablemente sí. Pero si el gobierno chino permite que estas empresas ofrezcan sus servicios a clientes interesados de otros países el precio del acceso al espacio seguirá bajando.