Por @Wicho

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El módulo de carga de la Cygnus 7 «S.S. John Glenn» en su contenedor de transporte – NASA/Kim Shiflett

La NASA acaba de anunciar que renuncia a lanzar la cápsula de carga Cygnus 22 hacia la Estación Espacial Internacional (EEI) a causa de un accidente durante su transporte. Su lanzamiento estaba originalmente previsto para febrero, pero problemas con la aviónica lo habían retrasado a junio.

Aunque a principios de este mes la NASA y Northrop Grumman (NG), el fabricante de las Cygnus, dijeron que estaban evaluando el estado del módulo de carga de la cápsula porque el contenedor en el que estaba siendo transportado para su lanzamiento, similar al de la foto de arriba, había resultado dañado en un accidente.

Y al final ha resultado que el módulo de carga, que es la parte de la cápsula que se conecta directamente a la EEI y en cuyo interior va la carga útil, estaba también dañado. Así que la misión NG-22 desaparece de la programación por completo. Pero hasta el punto de que la siguiente Cygnus, cuyo lanzamiento está previsto para otoño de este año, volará la misión NG-23. Lo que no está aún decidido es si la cápsula dañada será reparada para volar una misión futura.

Cada Cygnus, en su versión actual, puede llevar hasta 3.500 kilos de carga en un volumen de 27 metros cúbicos en su módulo de carga

La NG-22, que aún no había sido bautizada, era la última de las tres que estaban programadas para ser lanzadas en sendos Falcon 9 mientras NG terminaba de tener listo su nuevo cohete Antares 330.

Pero aún está por ver que el 330, que Northrop ha tenido que desarrollar porque la primera etapa del Antares 230+ que usaba antes usaba dos motores RD-191 fabricados por la empresa rusa NPO Energomash que ahora resultan «complicados» de conseguir, vaya a estar listo a tiempo. Con lo que a lo mejor también se retrasa, a menos que la NASA y NG decidan lanzarla en el tercer Falcon 9 que había contratado.

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La Cygnus 7, completa con su módulo de servicio, que se ve en la parte superior, a punto de llegar a la Estación Espacial Internacional – NASA

Así que la NASA ha optado por retirar parte de los materiales científicos que iban a ser lanzados en la Dragon 32 de SpaceX y sustituirlos por comida y otros consumibles para la tripulación de la Estación. Que no es que haya escasez a bordo de ella, pues siempre se planean estas cosas con meses de reserva a bordo. Y también están las cápsulas de carga Progress rusas.

Pero es que también coincide que la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) va con retraso en la puesta en servicio del HTV-X, su nuevo carguero espacial que tenía que haber entrado en servicio en 2022. Su primer lanzamiento está ahora previsto para septiembre de este año. Pero desde que terminó la misión del HTV-9 en agosto de 2020 es un recurso menos para enviar carga a la Estación.

Y con que la entrada en servicio de la versión de carga del avión espacial Dream Chaser tampoco deja de retrasarse. Cuando la NASA decidió en enero de 2016 incorporarlo a la flota de naves de carga que da servicio a la Estación la fecha de entrada en servicio era 2019. Pero a estas alturas, aunque el primero ya está construido, no está previsto que su primer vuelo se produzca antes del tercer trimestre de este año.

Nadie dijo nunca que lo de la exploración espacial fuera fácil.

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Por @Alvy

Sergio Hidalgo tiene un libro y un canal dedicado al mundo de la ingeniería aeroespacial, principalmente aviones, cohetes y algunos otros chismes. El otro día caí en uno de sus vídeos donde explica de forma didáctica y con animaciones cómo son algunas de las maniobras de astrodinámica o mecánica orbital. Esta rama del saber podría describirse como «el paso de la teoría a la práctica» mediante el cual los cohetes y sondas espaciales aprovechan las leyes del movimiento de Newton y la gravitación universal para ir de un lado a otro.

En teoría da un poco igual si estás calculando las órbitas de los planetas, los movimientos de la Luna o cómo atracar en la Estación Espacial Internacional; las leyes de esta mecánica son básicamente las mismas. Y, en «modo ingenieril máximo», que no de físico detallista, algunos detalles son ignorados: las órbitas son «redondas» y no elípticas, las masas no hace falta que sean exactas… Y de efectos relativistas ni hablamos, claro (serían despreciables).

El vídeo tiene como hilo conductor las complicaciones de llegar hasta Marte. Y esto es porque existen varias maniobras viables, pero en la práctica no todas son útiles: las más directas consumen más combustible y son sencillas; hay otras que ahorran un poco de combustible pero a costa de requerir mucho más tiempo… Y eso en el espacio es un problema porque significa alargar una misión ya de por sí larga y tener que transportar más aire, comida y agua… lo cual aumenta la masa de la nave y la energía de propulsión requerida. De ahí la importancia de los cálculos.

En el vídeo se explica la maniobra de Hohmann para cambiar una órbita, que es la más habitual porque sólo requiere dos quemas de combustible: una para alejarse y otra para frenar en la órbita deseada. Si te propulsas lo suficiente puedes alcanzar una trayectoria hiperbólica y usarla para llegar mucho más lejos, a otros planetas.

Por otro lado se explica la maniobra bi-elíptica que es más complicada y requiere de tres quemas de combustible. Es la que añade tiempo al viaje (×20 o ×30) pero ahorra combustible, hasta un 6% aproximadamente bajo ciertas condiciones.

También se explica un tanto por encima cómo son las maniobras de asistencia gravitatoria, como hicieron las sondas Voyager, Cassini o BepiColombo, que a coste de un mayor tiempo de viaje permiten llegar más lejos con menos combustible, eso sí, si los planetas están correctamente alineados. Aquí sí se puede usar ese tópico, ¡literalmente!

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Por @Wicho

The final commands have been sent to Gaia. This is the last time that the spacecraft will ever hear from its team on Earth. The final commands include those to shut down the spacecraft's communication systems and central computer.

[image or embed]

— ESA Operations (@operations.esa.int) 27 de marzo de 2025, 09:56

Tal y como estaba anunciado la La Agencia Espacial Europea (ESA) ha enviado hoy los comandos necesarios para apagar para siempre el telescopio espacial Gaia. Incluyen los necesarios para apagar sus sistemas de comunicación y su ordenador de a bordo. Pero antes, aprovechando las últimas gotas de combustible, ha sido enviado a una órbita alrededor de Sol en la que no vaya a molestar.

Gaia en el espacio frente a un fondo ocupado parcialmente por uno de los brazos de la Vía Láctea y un montón de estrellas
Impresión artística de Gaia en el espacio – ESA

El motivo básico para poner fin a la misión es, de hecho, que se ha quedado sin combustible para maniobrar y seguir apuntando a sus objetivos. Pero aunque siempre es triste que termine una misión, la de Gaia ha durado el doble de lo previsto y su legado vivirá en los teras y teras de datos que deja atrás con más de tres billones de observaciones de unos dos mil millones de estrellas y otros objetos de los que ya han salido más de 13.000 trabajos científicos.

El objetivo principal de la misión era elaborar el mapa más extenso y preciso de la Vía Láctea del que disponemos hasta la fecha. Eso nos ha permitido tanto conocer mejor su historia como revisar ideas básicas acerca de ella como por ejemplo la rotación de su barra central, la deformación de su disco, la estructura detallada de los brazos espirales y el polvo interestelar cerca del Sol.

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Por @Wicho

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Después de varios amagos la Agencia Espacial Europea (ESA) ha publicado por fin la solicitud de propuestas para participar en el European Launcher Challenge (ELC), el Desafío para un lanzador europeo. El ELC tiene como objetivo el desarrollo de lanzadores europeos que nos permitan no depender de otros países. En principio se trata de lanzadores pequeños pero podría significar el principio del camino para buscar un sucesor del Ariane 6.

Una primera fase se centra en lanzadores que darán servicio a la propia agencia y a otros clientes institucionales europeos en el periodo que va de 2026 a 2030. La segunda fase incluirá el desarrollo de una versión mejorada de los lanzadores que hayan pasado la primera fase.

Para conseguir contratos de la primera fase las empresas candidatas tienen que haber conseguido un lanzamiento con éxito a finales de 2027. Para la segunda fase ese lanzamiento con éxito tiene que haberse producido a finales de 2028.

Los criterios que se evaluarán son:

  • Adecuación de la empresa aspirante y de aquellas que trabajarían con ella: 10 %
  • Solidez del modelo de negocio propuesto para participar en el ELC, competitividad de precios incluida: 30 %
  • Capacidad de responder a las necesidades del mercado institucional: 20 %
  • Calidad y credibilidad del enfoque técnico propuesto y de los recursos humanos previstos: 30 %
  • Cumplimiento de las condiciones administrativas de la licitación y aceptación de las condiciones del contrato: 10 %

Las empresas interesadas tienen hasta el 5 de mayo para presentar sus propuestas. Habrá que ver cuáles se presentan y con qué propuestas. Aunque sospecho que eso no será público.

La decisión de qué empresas entran en la primera fase, que tienen que alcanzar al menos un 60 % en la valoración de los puntos anteriores, se tomará en el consejo ministerial del ramo de noviembre. Al parecer no hay ni un mínimo ni un máximo de empresas que pueden ser seleccionadas. Al menos en teoría, porque luego queda lo del dinero: cada una de las agraciadas se llevará 169 millones de euros, que originalmente iban a ser 150 pero han sido ajustados a la inflación. Y los euros no crecen en los árboles.

En cualquier caso, cualquier iniciativa que permita a Europa no depender de lanzadores de otros países que un día están y al siguiente no, es más que bienvenida. Y si es una iniciativa que se puede mover más a la velocidad de las empresas privadas que a la velocidad institucional de las agencias nacionales o de la ESA, mejor.

(Algunos datos vía European Spaceflight, una web más que recomendable para estar al tanto de lo que se cuece en estos temas en la vieja Europa).

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