Cuando la NASA construyó el rover Curiosity para enviarlo a Marte también construyó una copia casi exacta, bautizada como Maggie, que vive en el patio marciano del Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California.
Maggie se utiliza como plataforma de pruebas antes de enviar ningún comando a Curiosity ya que es muy importante no liarla parda cuando el vehículo que controlas está a varios cientos de millones de kilómetros de ti. De hecho a Maggie le dan bastante más caña que al propio Curiosity porque si rompen algo en ella no pasa nada; como mucho se retrasan nuevos procedimientos o actualizaciones de software que se quieren enviar a Marte.
Ya la habíamos mencionado cuando en Smarter Everyday hicieron un vídeo sobre cómo funciona el taladro de Curiosity.
En el jardín marciano del JPL está también Scarecrow, Espantapájaros, una versión aligerada de Maggie diesñada para pesar en la Tierra lo mismo que Curiosity en Marte. Con él se prueba en sistema de movilidad, y ha sido fundamental para diseñar las estrategias que han permitido reducir el desgaste de las ruedas de Curiosity.
Pero incluso antes de probar según qué cosas con Maggie se hacen otras pruebas previas con las copias de los instrumentos que lleva Curiosity a bordo, pues todos tienen duplicados en tierra en cada una de las instituciones que los diseñaron.
La copia de SAM que está en el Centro Goddard – Vía National Geographic
Y es que hay que andarse con pies de plomo, pues algo en apariencia tan tonto como un comando equivocado puede mandar al traste una misión.
No es Curiosity el único rover o sonda que tiene un duplicado en tierra; todas las misiones espaciales del estilo utilizan esta estrategia de hacer los experimentos primero en casa y con gaseosa.
(Me recordó lo de Maggie un tuit de Massimo).