Estamos ante el amanecer de una nueva era del descubrimiento sobre nosotros mismos y sobre nuestro sistema solar, y sobre el lugar que ocupamos en él.
—Rob Chambers, Lockheed Martin
Lockheed-Martin también quiere su trozo de pastel marciano y durante el International Astronautical Congress, que se celebra en la ciudad australiana de Adelaida, ha dado a conocer sus planes para vuelos espaciales tripulados, incluyendo la idea de construir la Mars Base Camp en la próxima década.
Mars Base Camp es un laboratorio científico que estará situado en órbita de Marte y desde el cual la tripulación podrá descender —y ascender— repetidamente en naves reutilizables para llevar a cabo misiones sobre la superficie marciana en grupos de cuatro astronautas y dos semanas de duración.
Según Lockheed-Martin, “es posible crear combustible para la Mars Base Camp a partir de agua”, obteniendo hidrógeno de ella. Esta opción iniciaría lo que Lockheed-Martin ya describe como “la economía basada en el agua” y suena a que entre sus planes está el de convertirse en estación de servicio espacial para producir y suministrar combustible para otras misiones gubernamentales o privadas: “Orión, la nave espacial de la NASA que llevará a los humanos al espacio profundo, necesita ser parte de un sistema más grande para llegar a Marte.”
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Mientras tanto, después de años de titubeos, Australia se ha calentado para bien con la celebración del congreso y ha anunciado que pondrá en marcha su propia agencia espacial. Conviene recordar que el PIB de España es ligeramente superior al de Australia y que aunque España participa en la ESA necesita igualmente tener una agencia espacial propia y potente, con objetivos y planes ambiciosos.