Por @Wicho — 24 de noviembre de 2021

Hace unas horas un cohete Falcon 9 de SpaceX lanzaba la misión DART (Double Asteroid Redirection Test, prueba de redirección de un asteroide doble) rumbo al asteroide Dimorphos, que es la luna del asteroide Didymos. El objetivo es chocar contra él para ver si en caso de necesidad seríamos capaces de desviar un asteroide que viniera contra la Tierra. Fue el lanzamiento número 26 de la empresa en 2021, con lo que iguala su récord de 2020. Pero con unos cuantos lanzamientos aún pendientes este año lo va a superar sin duda alguna.

El impactador DART es un cubo de aproximadamente 1,3 metros de lado –paneles solares aparte– que tendrá una masa de unos 550 kilos cuando choque con Dimorphos. El impacto, previsto para el 2 de octubre de 2022, se producirá a 24.000 kilómetros por hora. Está previsto que frene al asteroide en aproximadamente 1,4 metros por hora, aunque la cifra final dependerá de la composición del asteroide y de si es más rocoso o poroso.

Esto hará que se reduzca la distancia a la que Dimorphos orbita alrededor de Didymos, con lo que también cambiará el periodo de su órbita, que se reducirá hasta en unos 10 minutos. El Cubesat de la Agencia Espacial Italiana LICIACube estará allí para tomar imágenes del impacto, aunque no está equipado para medir la variación en la órbita de Dimorphos.

Impresión artística de DART antes del impacto – NASA/Johns Hopkins APL/Steve Gribben
Impresión artística de DART y LICIACube (a la derecha) antes del impacto – NASA/Johns Hopkins APL/Steve Gribben

Pero como Dimorphos eclipsa a Didymos cuando miramos hacia ellos desde la Tierra también podremos comprobar esa reducción en el periodo de su órbita observándolo con telescopios terrestres. Y para 2024 está previsto el lanzamiento de la misión HERA de la Agencia Espacial Europea, que para 2026 colocará un satélite en órbita alrededor de Didymos para comprobar in situ los efectos del impacto.

Como decía arriba la idea de esta misión es comprobar si seríamos capaces de desviar la trayectoria de un asteroide que representara un peligro para nosotros si lo descubriéramos con tiempo. El tiempo es necesario porque el cambio que se le impartiría a su trayectoria sería minúsculo, con lo que tardaría en ser lo suficientemente grande como para esquivarnos.

Así que aparte de probar métodos para desviar asteroides no podemos dejar de mirar al cielo para encontrarlos a tiempo. Se calcula que no hemos encontrado todavía un 60% de los asteroides de un tamaño similar o más grande que el de Dimorphos. Y Dimorphos tiene el tamaño suficiente como para cargarse una ciudad y su área metropolitana. Aunque también es cierto que de todos los asteroides potencialmente peligrosos que tenemos catalogados ninguno supone un peligro de impacto en los próximos 100 años.

Igual que no lo suponen Didymos y Dimorphos, ni aunque cambiemos la órbita del segundo alrededor del primero ya que la órbita de Didymos nunca se cruza con la de la Tierra.

Proyectos como el NEO Surveyor, un telescopio espacial diseñado para buscar asteroides, que podría ser lanzado en 2026, o los telescopios terrestres FlyEye de la Agencia Espacial Europea, pueden ser esos ojos que necesitamos para no hacer un dinosaurios, ya que se nos supone un poco más inteligentes que ellos. Y desde luego su puesta en marcha debería ser una prioridad internacional en la que colaboraran todas las agencias espaciales del mundo. Por la cuenta que nos tiene.

El Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, que es quien gestiona la misión, está en Twitter como @JHUAPL.

Por cierto que lo visto Bruce Willis fue invitado al lanzamiento pero declinó la invitación.

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