Por @Wicho — 7 de junio de 2017

Tras ganarle la carrera por la Luna a la Unión Soviética el interés del gobierno de los Estados Unidos en el programa Apollo se desvaneció rápidamente, ayudado sin duda por el revuelto clima político y social de la época.

Así que la última misión a la Luna fue el Apolo 17, que en diciembre de 1972 ponía por última vez –al menos por ahora– a dos seres humanos sobre la superficie de nuestro satélite.

Nunca sabremos qué podría haber sucedido si los Estados Unidos hubieran seguido adelante con el programa, pero podemos especular, como hace Amy Shira Teitel en Missions we Lost When Apollo was Cancelled.

Lo más claro es que perdimos las misiones Apolo 18, 19 y 20, que hubieran sido misiones de las que la NASA denominaba clase J, de estancias de hasta tres días en la superficie de la Luna y con un rover que permitía a los astronautas cubrir más terreno. Habrían aterrizado en Copérnico, la zona de Rima Hadley (aunque el Apolo 15 aterrizó aquí) y Tycho.

Eran tres misiones en las que la geología lunar ocupaba un papel primordial, en las que la ciencia, más que la tecnología era el foco.

Es un poco más complicado qué podía haber salido de la Apollo Extension Series, el programa diseñado para utilizar la tecnología de las misiones Apolo más allá de la carrera por la Luna propiamente dicha, más tarde rebautizado como Apollo Applications Program. La idea era ver cómo utilizarla para misiones no tripuladas, para dar los primeros pasos para una estación espacial, y estudiar la posibilidad de misiones de larga duración en la superficie de la Luna.

Para ello se usaría un módulo de mando mejorado, conocido como Block III, que hubiera permitido establecer un telescopio solar en órbita, hacer experimentos a bordo, y adquirir más práctica en paseos espaciales.

Se hablaba de misiones de seis meses en órbita terrestre, de seis semanas en órbita lunar; se estudió incluso la posibilidad de usar el módulo lunar como base o como apoyo de estas misiones.

Un módulo lunar convertido en laboratorio móvil
Una propuesta de módulo lunar convertido en laboratorio móvil

Pero el congreso decidió que el programa AAP era demasiado ambicioso y que no estaba bien gestionado, así que la NASA, temiendo que los recortes afectaran también al programa Apolo propiamente dicho, terminó por cancelarlo; lo único que sobrevivió fue la idea de establecer una laboratorio espacial, que se convirtió en el Skylab, que además montaba el Apollo Telescope Mount en su exterior.

Apollo Telescope Mount
Apollo Telescope Mount – NASA

Como complemento a este vídeo en The Mars Project! Von Braun's Ideas for a Mars Mission es Fraser Cain quien le echa un ojo al ambicioso plan de Werhner von Braun para ir a Marte.

Un mundo en el que el programa Apolo hibiera continuado es también la base para los muy recomendables relatos cortos del Apollo Quartet de Ian Sales: A la deriva en el mar de las Lluvias, The Eye With Which The Universe Beholds Itself , Then will the Great Ocean Wash Deep Above, y All That Outer Space Allows

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