La NASA ha confirmado la misión Psyche que explorará “uno de los objetos más intrigantes del cinturón de asteroides”. Se trata del asteroide llamado 16 Psyche que óbita el Sol a tres veces la distancia que separa el Sol de la Tierra (3 unidades astronómicas). El asteroide es de gran tamaño, tiene 210–240 km de diámetro y a diferencia de la mayoría de los demás asteroides no está formado por roca o hielo sino por metales como el hierro, el cobalto y el níquel — una composición parecida a la del núcleo terrestre.
Una teoría respecto a este asteroide especula con que tal vez se trate de los restos del núcleo de un planeta rocoso de tamaño similar al de Marte que perdió su corteza de rocas debido a una serie de colisiones violentas hace miles de millones de años.
Para la NASA se trata de una oportunidad única de estudiar un “tipo nuevo de mundo” que no está formado por roca sino por metal: “16 Psyche es el único objeto de este tipo que conocemos en el Sistema Solar. Tenemos la oportunidad de visitar un núcleo, de aprender sobre el espacio interior de la Tierra visitando el espacio exterior”, dice el investigador principal de la misión, la profesora Lindy Elkins-Tanton.
Pero para eso todavía habrá que esperar: la sonda robotizada Psyche no despegará antes del año 2023. De cumplirse el calendario previsto la sonda llegaría al asteroide en 2030.
Según Asterank el valor económico del asteroide 16 Psyche, teniendo en cuenta su masa y su composición, estaría en unos 27 mil millones de dólares, aunque según Lindy Elkins-Tanton si todo el metal de 16 Psyche pudiese traerse a la Tierra su valor sería de unos 10.000 billones de dólares (10.000 quatrillions), lo cual es desorbitado porque todo el producto interior bruto de la Tierra es de unos 70 billones. Pero da una idea de la enorme masa metálica que es esa cosa.
En cualquier caso el dato queda como curiosidad porque de momento la NASA va “sólo a mirar” y no a hacer minería espacial, una actividad hasta ahora confinada a la ciencia ficción y de la que sin embargo cada vez se oye hablar más. Porque además, ¿a quién no le ha pasado que ha entrado a una tienda a sólo mirar y salido con algo?
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