El SLS 1B y sus componentes – NASA
La semana pasada la Oficina del interventor general, Office of Inspector General (OIG) de la NASA publicó un informe bastante mordaz obre el estado de la versión 1B del SLS, el Space Launch System, el cohete pesado que está construyendo Boeing para la agencia. Para sorpresa de aproximadamente nadie dice que el proyecto lleva 7 años de retraso, va muy pasado de presupuesto y se construye con mano de obra no cualificada y un sistema de gestión de la calidad inadecuado.
Un componente fundamental de la versión 1B del SLS es la Exploration Upper Stage, la Etapa superior para exploración. Su objetivo es dar al SLS de un aumento de un 40 % en su capacidad de carga. Esto le permitiría lanzar 38 toneladas hacia la Luna en lugar de 27.
Su desarrollo comenzó en 2014 con la intención de que fuera utilizada en la misión Artemisa II, entonces conocida como Exploration Mission 2, prevista en aquel entonces para 2021. El coste estimado del proyecto en aquel momento era de 962 millones de dólares.
Pero cambios en las especificaciones de la misión y por ende en el diseño de la EUS y problemas con la financiación no sólo han retrasado su construcción sino que han hecho que el coste haya ido aumentando de tal modo que se estima que para cuando en 2028 se lance la misión Artemisa IV, que será la primera en utilizarla, el coste andará ya por los 2.800 millones. El SLS Bloque 1B completo andará por los 5.700 millones, lo que ya son 700 millones más de lo estimado en diciembre de 2023.
Otros factores que han influido en el aumento de los costes han sido la necesidad de mantener la plantilla dedicada al proyecto 7 años más de lo previsto, problemas de fabricación y problemas también con la cadena de suministro.
Retrasos de la EUS con el tiempo – NASA OIG
Aunque es bastante más preocupante el hecho de que al hacer este estudio la oficina del interventor general haya descubierto que el sistema de gestión de calidad de Boeing en la planta Michoud en la que se construye el SLS no cumple las normas del sector ni los requisitos de la NASA.
Problemas que han visto son cosas como objetos extraños como virutas de metal, teflón y otros residuos en el interior del depósito de hidrógeno líquido de la etapa central de un SLS; o soldaduras y sellados en diversos componentes que tampoco cumplen con los estándares de la agencia; y trabajos llevados a cabo en condiciones ambientales también fuera de parámetros, por citar algunos ejemplos.
Esto, según el informe, es debido a que la plantilla de Boeing en Michoud carece de suficiente experiencia, formación e instrucción en producción aeroespacial.
Sumando todo lo visto el informe dice que no está nada claro que el SLS 1B vaya a estar listo para el lanzamiento de Artemisa IV. Así que propone cuatro acciones correctivas:
- Coordinar con Boeing, como contratista principal del SLS el desarrollo de un programa de formación y de gestión de la calidad que cumpla con las normas pertinentes y que sea revisado por personal de la NASA.
- Establecer sanciones económicas por el incumplimiento de las normas de control de calidad por parte de Boeing. Es de destacar que el contrato para el desarrollo del SLS implica que la NASA paga por cualquier sobrecoste, así que a Boeing le da bastante igual el pasarse de presupuesto.
- Realizar un análisis detallado de sobrecostes del desarrollo de la EUS.
- Coordinarse con la DCMA, la Agencia de gestión de contratos del departamento de defensa, para garantizar el cumplimiento contractual de las cláusulas que establecen lo que puede ir cobrando Boeing según alcance hitos en el desarrollo del SLS 1B.
La NASA ha dicho que sí a los puntos 1, 3 y 4 pero no ve claro el punto 2 porque estima que queda fuera de lo estipulado en el contrato. Que, por otra parte, dice, ya incorpora cláusulas para eso. Algo con lo que la oficina del interventor no concuerda.
Habrá que ver si todo esto sirve para algo, aunque apostaría varios gallifantes a que no y a que veremos nuevos y costosos retrasos del SLS y por tanto del programa Artemisa. Más allá de los más recientes que ya ha reconocido la NASA.
(Gracias por estar pendiente, Toni).