Por @Wicho — 15 de noviembre de 2017

El 6 de agosto de 2012 el rover Curiosity aterrizó en Marte de una pieza tras un espectacular y complicado descenso en el que jugó un papel fundamental un paracaídas diseñado para abrirse a velocidades supersónicas

Así que como la NASA sabe que el paracaídas que utilizó para Curiosity funciona es el que ha utilizado para la primera prueba de Aspire, de Advanced Supersonic Parachute Inflation Research Experiment, o Experimento Avanzado de Inflado de Paracaídas Supersónicos.

Aspire es una especie de cilindro en el que se instala el paracaídas a probar y su mecanismo de despliegue que cuenta con una serie de instrumentos y cámaras que registran datos acerca del funcionamiento del paracaídas.

Aspire

El primer lanzamiento fue llevado a cabo en un cohete suborbital Black Brant IX que lo llevó hasta unos 51 kilómetros de altitud. Tras separarse, y a unos 42 kilómetros de altitud y Mach 1,8 el ordenador de a bordo de Aspire detectó que se habían alcanzado las condiciones de prueba y desplegó el paracaídas, que funcionó a la perfección. Tras un suave amerizaje Aspire y el paracaídas fueron pescados en el agua a unos 42 kilómetros de la costa. Esa altitud y velocidad de despliegue fueron escogidos para simular el funcionamiento del paracaídas en la tenue atmósfera marciana.

Hay prevista toda una serie de lanzamientos de Aspire tanto para evaluar posibles –pero con toda seguridad pequeños– cambios en el paracaídas que usará el rover que la NASA quiere enviar a Marte en 2020 como para probar paracaídas totalmente nuevos. El próximo, en febrero de 2018.

Y es que los modelos están muy bien pero no hay nada como probar las cosas.

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