El primer SLS en el banco de pruebas B-2 del Centro Espacial Stennis – NASA/Robert Markowitz
Según se puede leer en Green Run Update: NASA Proceeds With Plans for Second Hot Fire Test la NASA ha decidido que finalmente hará una segunda prueba de encendido del cohete SLS, de Space Launch System, Sistema de Lanzamiento Espacial, antes de su primer lanzamiento. Esta decisión fue anunciada poco menos de dos semanas después de que fallara la primera prueba de encendido. La segunda prueba está programada para la semana del 21 de febrero, aunque el día aún no está decidido.
La prueba, de más de ocho minutos de duración, tiene como objetivo simular todo el perfil de un lanzamiento hasta que se separan la primera y la segunda etapa del cohete. Incluye poner los motores al 109% de su potencia nominal para el «lanzamiento», bajarlos al 96% para simular el paso por Max Q, el momento en el que el cohete soporta la mayor presión aerodinámica, y luego volver a subirlos al 109%. La prueba incluye también desplazar las toberas de los motores para simular los movimientos necesarios para mantener el cohete en su rumbo.
Pero la prueba del 17 de enero resultó abortada a los 67 segundos de haberse iniciado a causa de haber programado unos parámetros demasiado conservadores en los ordenadores de a bordo. Y Boeing, el contratista principal del SLS, había dicho que necesitaba al menos 250 segundos de datos para que la prueba fuera concluyente. Aunque aún así había dudas de si la NASA decidiría tirar para delante y no hacer una nueva prueba teniendo en cuenta que el primer lanzamiento de un SLS no será tripulado.
Sólo que parece que ha triunfado el sentido común. Tras la segunda prueba de encendido habrá falta aproximadamente un mes para volver a dejar la etapa central y sus motores listos para el lanzamiento. A continuación, la barcaza Pegasus la transportará al Centro Espacial Kennedy de la NASA en Florida, donde se ensamblará con las demás partes del cohete SLS y la nave Orión que se está preparando para el lanzamiento de la misión Artemisa 1 a finales de este año.
Aunque habrá que ver si finalmente se lanza antes de final de año o no, especialmente teniendo en cuenta que quizás la administración Biden rebaje un poco la presión –exagerada e improcedente– de conseguir un alunizaje tripulado antes de que terminara 2024. Año, que curiosamente, hubiera sido el último de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de haber ganado las elecciones de 2020.
El SLS está destinado a ser, por así decirlo, el Saturno V del siglo XXI. Aunque a estas alturas, tras años de retraso y miles de millones de dólares de sobrecoste, quizás ya no tenga mucho sentido que la NASA esté desarrollando un cohete de estas características cuando la iniciativa privada podría proporcionarle en breve otras opciones más baratas. Pero de nuevo habrá que ver cómo respira la administración Biden al respecto.
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