Por @Wicho — 22 de diciembre de 2022

No es que sea ninguna sorpresa porque en mayo ya se sabía que más o menos a estas alturas del año los paneles solares de la sonda InSight de la NASA dejarían de producir electricidad suficiente como para mantenerla en funcionamiento. Y el momento ha llegado: desde el pasado día 15 no hay comunicación con la sonda, que está en Elysium Planitia, más o menos en el ecuador de Marte. Así que la NASA ha dado por terminada la misión.

De hecho en el tuit de arriba, del día 19, ya dice que su energía está muy baja y que probablemente esa sea la última foto que envíe. Y añade:

Pero no os preocupéis por mí: mi estancia aquí ha sido tan productiva como serena. Si puedo seguir hablando con mi equipo de misión, lo haré, pero me despediré pronto. Gracias por acompañarme.

InSight, de Interior Exploration using Seismic Investigations, Geodesy and Heat Transport, en español, Exploración Interior utilizando Investigaciones Sísmicas, Geodesia y Transmisión de Calor, aterrizó en Marte el 26 de noviembre de 2018. Su objetivo, como su propio nombre indica, era determinar por primera vez si hay actividad sísmica en Marte, la cantidad de calor que emana de su interior, y estimar el tamaño de su núcleo y si es líquido o sólido. Y con ello estudiar cómo se forman y evolucionan los planetas rocosos como el nuestro.

Impresión artística de InSight en Marte. Frente a ella, a la izquierda, el sismógrafo; a la derecha el sensor de temperatura. El lo alto, el brazo robot
Impresión artística de InSight en Marte. Frente a ella, a la izquierda, el sismógrafo; a la derecha el sensor de temperatura AKA «topo» – NASA/JPL-Caltech

Para ello llevaba a bordo un sismómetro conocido como SEIS, de Seismic Experiment for Interior Structure, Experimento sísmico para estructura interior. Y una sonda que tenía que haber penetrado varios metros bajo la superficie del planeta. El nombre oficial de la sonda es Heat Flow and Physical Properties Package, o HP³. Aunque todo el mundo la conocía como «el topo».

No hubo mayores problemas para desplegar el sismómetro y su cubierta protectora y que entrara en funcionamiento. Pero a pesar de intentarlo por todos los medios no hubo manera de que el topo consiguiera meterse debajo del suelo, así que hubo que darlo por perdido. Aún así la NASA considera que la sonda ha cumplido con creces su misión, que en principio iba a durar un año marciano, equivalente a dos años terrestres.

En estos cuatro años y un poco de servicio ha detectado más de 1.300 martemotos, el más potente de ellos en mayo de este mismo año. Y gracias a los datos recogidos hemos podido medir por primera vez la profundidad y la composición de la corteza, el manto y el núcleo de nuestro vecino, que eran los objetivos de la misión. Y de paso, también hemos recogido datos sobre su meteorología.

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