Este vídeo es de una de las últimas apariciones públicas de Neil Armstrong. En él se le oye narrar los últimos tres minutos del descenso del Eagle a la superficie de la Luna.
A la izquierda se ven las imágenes originales de la NASA y a la derecha las de Google Moon, sobre las que hay sobrepuesta una zona sombreada que se corresponde con lo que tapaba la estructura del Eagle, que por supuesto sale en los segundos finales del vídeo ya posado en la Luna. Por debajo de la voz de Armstrong se oye el sonido original de las comunicaciones entre el Eagle y Houston en las que Buzz Aldrin va pasando información sobre el descenso y sobre las alarmas 1201 y 1202 que daba el ordenador de a bordo, que iba un tanto asfixiado con todo lo que tenía que hacer. Aunque gracias al trabajo de Margaret Hamilton y su equipo el ordenador fue capaz de priorizar las tareas adecuadamente, lo que permitió que el alunizaje se llevara a cabo.
Amstrong menciona el momento en el que decide tomar el control manual del Eagle porque la zona de aterrizaje hacia la que los llevaba el ordenador no le gustaba pues estaba inclinada y en ella había rocas demasiado grandes. Esto no fue la excepción sino la norma: todos los alunizajes del programa Apolo se llevaron a cabo en modo manual, ya que que los astronautas de la NASA –en aquella época todos pilotos militares y con experiencia como pilotos de prueba– no estaban precisamente contentos de dejar que un ordenador pilotara su nave.
Claro que todo depende de cómo definas modo manual, pues en el caso del programa Apolo incluso en los aterrizajes en modo manual el ordenador de a bordo seguía controlando cosas y se encargaba, por ejemplo, de mantener la estabilidad de la nave.
Este asunto se trata en Digital Apollo: Human and Machine in Spaceflight, un libro muy interesante sobre el desarrollo del ordenador de a bordo del programa Apolo y sobre las consideraciones que hubo que tener en cuenta en lo que se refiere a su interacción con los tripulantes que iban a usarlo.
Cuestión que sigue vigente hoy en día y que está presente, por ejemplo, en la forma en la que Airbus y Boeing diseñan sus aviones. Los aviones de Airbus tienen fama de tener unos ordenadores «mas entrometidos» que los de Boeing. Ninguno es mejor que otro, sólo son distintos y hay que tener claro cómo actúan.
(El vídeo vía Pedro Duque).
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