La semana pasada Jeff Bezos, el dueño de Amazon y también de Blue origin, hizo una presentación pública de Blue Moon, su aterrizador diseñado para llevar cargas a la superficie de la Luna.
Se trata de un cacharro muy similar a la fase de descenso del módulo lunar de las misiones Apolo, con una altura de unos 4 metros, patas incluidas, y un cuerpo octogonal de dos metros de alto y quizás cuatro de ancho –no hay publicados datos–. Su capacidad de carga en la versión presentada es de 3.600 kilos, aunque habrá versiones más potentes capaces de llevar hasta 6.500 kilos. Eso incluye, si es necesario, algunos satélites tipo CubeSat que pueden quedar en órbita lunar. Se le supone una precisión de 25 metros en los aterrizajes.
Bezos dijo además que Blue Moon estará listo para entrar en servicio en 2024, lo que les deja como cinco años para montarlo –lo enseñado en la presentación no es más que una maqueta– y probarlo. Sería descabellado pensar que eso es factible si justo hubieran empezado a trabajar en él. Pero lo cierto es que el trabajo en Blue Moon arrancó en 2016… lo que hace que estos tres años extra de trabajo que llevan lo haga sólo un poco menos descabellado.
Pero es que 2024 coincide con la fecha recientemente anunciada por la administración Trump –2024 sería el último año completo de Trump como presidente de los Estados Unidos si es reelegido– para volver a poner astronautas estadounidenses sobre la superficie de la Luna. Así que no es casualidad que Bezos haya soltado ese año como fecha de entrada en servicio de Blue Moon. Sería un complemento ideal para los esfuerzos de la NASA a la hora de llevar suministros a los astronautas para la construcción de una eventual base lunar.
En el futuro podría existir una versión tripulada de Blue Moon – Blue Origin
Y no hay que olvidar que a la complejidad de diseñar y probar el aterrizador propiamente dicho se añade el hecho de que, por muy buenos resultados que Blue Origin haya tenido con el New Shepard hasta ahora, la empresa no ha colocado ni un gramo de nada en órbita. Para ello están trabajando en el New Glenn, su cohete orbital, que se supone que entrará en servicio en 2021.
En mi opinión no es que vayan pillados sino lo siguiente para cumplir con lo de 2024 –igual que lo va la NASA, todo sea dicho–. Pero ya veremos.
Lo que no se sabe todavía es cuanto costará Amazon Prime a la Luna.