El equipo de la misión Osiris-REX de la NASA terminaba bien 2018 al conseguir colocar sin problemas su sonda en órbita alrededor del asteroide Bennu a últimas horas del 31 de diciembre. Y es que aparte del problema de tener que ejecutar la maniobra en automático porque tanto la sonda como el asteroide están a siete minutos y medio luz de la Tierra la gravedad de Bennu es de diez millonésimas de la gravedad terrestre, así que había que ser muy delicado para no pasarse de rosca.
La sonda está ahora en una órbita de 1,75 kilómetros del centro de Bennu. Teniendo en cuenta que el asteroide tiene un diámetro de unos 500 metros esto quiere decir que Osiris-REX está a poco más de un kilómetro de su superficie dependiendo de la zona que sobrevuele, ya que la forma de Bennu es un tanto irregular. Es la órbita más cercana que jamás hayamos conseguido alrededor de un astro. Aunque también es cierto que siendo un objeto de un tamaño tan reducido esto es relativamente fácil de conseguir.
Puede ser más complicado mantener la órbita, ya que al ser tan tenue la gravedad de Bennu cosas como la presión de los fotones de la luz del Sol o el efecto Yarkovsky en su superficie pueden tender a sacar la sonda de su órbita, así que habrá que hacer maniobras de ajuste de vez en cuando. Además el software de guiado está programado para mover la sonda a una distancia de seguridad razonable en el caso de que se produzca un desplazamiento no previsto.
Durante esta fase de la misión, que durará hasta mediados de febrero, el equipo de la misión aprenderá a navegar usando referencias en la superficie de Bennu como rocas o cráteres de cara a adquirir la habilidad para ir acercándola más en futuras fases de la misión. Y es que no hay que olvidar que el objetivo último de Osiris-REX es traer a Tierra muestras de la superficie de Bennu.
También podrán ir afinando la información sobre la masa y la gravedad del asteroide, lo que es necesario para calcular esas órbitas más próximas y la toma de muestras. Esta información y la que obtengan sobre el efecto Yarkovsky permitirá además afinar mejor los cálculos sobre la órbita de Bennu, que tiene una probabilidad acumulada de chocar contra la Tierra de 1 entre 2.700 (un 0,04%)* en el periodo que va de 2175 a 2199. También permitirá ayudar a definir mejores estrategias para misiones que tuvieran que desviar un asteroide en el futuro al entender mejor qué fueras actúan sobre ellos y el efecto que tienen.
*Es decir, que hay un 99,96% de posibilidades de que no lo haga
Pero con diferencia la parte más importante de la misión será el estudio de Bennu en lo que respecta a su composición y propiedades físicas como un testigo de los tiempos primordiales del sistema solar conservado en el congelador del vacío del espacio.
La misión está en Twitter como @OSIRISREx.