A menos que la Agencia Espacial Europea o Roscosmos vean algún problema con ello el rover de la misión conjunta ExoMars 2020 aterrizará en Oxia Planum, una planicie en la que en el pasado remoto vertían numerosos canales.
El proceso de selección de sitio para el aterrizaje de la misión comenzó en diciembre de 2013, cuando se le pidió a la comunidad científica que propusiera sitios. En abril de 2014 se escogieron ocho de los sitios propuestos para ser analizados en más profundidad a finales de año.
De esos ocho a finales de 2015 el favorito era ya Oxia Planum, con una segunda opción a escoger entre Aram Dorsum y Mawrth Vallis. Y en marzo de 2017 ya sólo quedaban Oxia Planum y Mawrth Vallis. Los dos están algo al norte del ecuador de Marte y separados entre sí por unos cientos de kilómetros. Pero como sólo puede quedar uno al final el sitio recomendado ha sido Oxia Planum.
Detalle de Oxia Planum – NASA/JPL/University of Arizona
Escoger el sitio para el aterrizaje de la misión, de todos modos, no ha sido sencillo, ya que tiene que cumplir a la vez con una serie de parámetros técnicos y científicos.
Los técnicos exigen un sitio con una elevación modesta –Oxia Planum está a unos 3.000 metros sobre la media de Marte– para que haya suficiente atmósfera por encima como para que el módulo de descenso pueda frenar. Además la elipse de aterrizaje, que mide 120×19 kilómetros, ha de estar libre de cualquier cosa que pueda poner en peligro el aterrizaje, el despliegue de las rampas de la plataforma, o la conducción del rover. Esto implica buscar zonas libres de grandes inclinaciones, material suelto que pueda actuar como una trampa, o grandes rocas.
Los científicos, por su parte, exigían que la zona de aterrizaje incluyera sitios en los que el rover pueda utilizar su taladro para tomar muestras bajo la superficie y que permitan definir posibles recorridos de hasta 5 kilómetros desde el punto de aterrizaje que permitan alcanzar el máximo número posible de sitios interesantes.
Y en todo esto Oxia Planum es el que se lleva la palma.
Ahora sólo falta que el rover esté terminado a tiempo para su ventana de lanzamiento, que va del 25 de julio al 13 de agosto de 2020; no sería la primera vez que se retrasara la misión.
Y que sobreviva al viaje y al aterrizaje, claro.