Por @Wicho — 29 de diciembre de 2021

El Telescopio Espacial James Webb necesita dos consumibles para funcionar: electricidad y combustible. Lo de la electricidad está solucionado con su panel solar. Y dado que no está previsto que el Sol se apague ningún día de estos mientras el panel funcione por ese lado no hay preocupación alguna. Pero el Webb tiene el combustible con el que fue lanzado y en principio no hay forma de añadirle más. Por eso es una magnífica noticia que la precisión alcanzada por el cohete Ariane 5 en el lanzamiento vaya a permitir extender la vida útil de la misión.

El Webb usa el combustible no sólo para la corrección de la trayectoria y la puesta en órbita alrededor del punto de Lagrange L2 sino también para tres funciones necesarias durante la vida de la misión: las maniobras de mantenimiento de la posición mediante pequeños encendidos de los propulsores para ajustar la órbita del Webb; apuntar el telescopio hacia los objetivos científicos; y mantener la orientación del Webb en el espacio. Pero al haber hecho el Ariane 5 un lanzamiento tan preciso las maniobras de corrección de trayectoria han usado mucho menos combustible del previsto. Y cada gramo de combustible es tiempo extra de la misión.

El objetivo mínimo es que el Webb funcione durante cinco años, aunque todo el mundo espera que lo haga al menos durante diez. Y con este extra de combustible, pues veremos cuánto más, dejando aparte posibles fallos de algún componente.

Además hay que recordar que el día del lanzamiento Thomas Zurbuchen, el director adjunto de la NASA, dijo que si el Webb se desplegaba correctamente y llegaba sano y salvo al punto L2 y comenzaba a funcionar iba a impulsar el desarrollo de una misión que pueda repostarlo para mantenerlo en funcionamiento más tiempo.

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