Por @Wicho — 5 de junio de 2024

Hace unas horas un cohete Electrón de Rocket Lab ponía en órbita el segundo y último satélite de la misión PREFIRE de la NASA para estudiar las emisiones de calor de los polos. Se trata da un par de CubeSat de seis unidades que orbitarán la Tierra en una órbita polar de 525 km de altitud y 97,5° de inclinación.

Junto con el primer satélite de la misión, lanzado en mayo por otro Electrón, tienen como objetivo ayudarnos a entender cómo afecta al clima de nuestro planeta el comportamiento de las nubes y el vapor de agua en las regiones polares de la Tierra.

Uno de los PREFIRE ya unido a la etapa superior del Electrón que lo puso en órbita
Uno de los PREFIRE ya unido a la etapa superior del Electrón que lo puso en órbita – Rocket Lab/NASA

De la página de la NASA sobre la misión:

La Tierra absorbe gran parte de la energía del Sol en los trópicos, y el clima y las corrientes oceánicas transportan ese calor hacia los polos, que que reciben mucha menos luz solar. El hielo, la nieve y las nubes, entre otros elementos del entorno polar, emiten parte de ese calor al espacio, gran parte de él en forma de radiación infrarroja lejana. La diferencia entre la cantidad de calor que absorbe la Tierra en los trópicos y la que irradian hacia el exterior el Ártico y el Antártico es una influencia clave en la temperatura del planeta, que a su vez influye de forma considerable en las dinámicas del clima y la meteorología.

El nombre de la misión viene de Polar Radiant Energy in the Far-InfraRed Experiment, Experimento de energía radiante polar en el infrarrojo lejano. Claro que fire en inglés significa fuego. Así que el nombre se puede leer como prefuego. Por si acaso no nos damos cuenta de lo que le estamos haciendo al planeta.

Los dos satélites montan sendos espectrómetros infrarrojos que les permitirán tomar medidas en las longitudes de onda que van de los 3 a los 54 μm. Son medidas que hasta ahora no se han hecho sistemáticamente porque, básicamente, nadie vive en los polos ni tenemos instalaciones permanentes que nos puedan permitir tomar esas medidas.

Los instrumentos podrán detectar nubes en gran medida invisibles para otros tipos de instrumentos ópticos. Y son lo suficientemente sensibles como para detectar el tamaño aproximado de las partículas y distinguir entre gotas de líquido y partículas de hielo.

Los dos satélites PREFIRE sobrevolarán los polos durante la menos un año para ir cubriendo esa carencia de datos sobre lo que pasa en los polos. Los datos que obtengan mejorarán los modelos informáticos que utilizamos para predecir cómo cambiarán el hielo, los mares y el clima de la Tierra.

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