Por @Wicho — 8 de Julio de 2024

Este pasado fin de semana todas las partes implicadas se reunieron para analizar el estado del cohete, los sistemas de tierra, la preparación del personal, y en general todo lo necesario para el primer lanzamiento del Ariane 6 y dieron autorización para proceder con él.

De hecho ahora mismo ya está en marcha la cuenta atrás en el espaciopuerto de Kourou para tener todo listo para una ventana que va de las 20:00 a la medianoche, hora peninsular española (UTC +2) del martes 9 de julio de 2024. Se podrá seguir a través de ESA TV a partir de las 19:30. Y sin duda será un tema popular en mi lista de Twitter de cuentas relacionadas con el espacio en las horas anteriores y posteriores. La misión tiene una duración prevista de dos horas, 51 minutos y 40 segundos.

Se trata de un lanzamiento extremadamente importante para Europa porque desde el lanzamiento del último Ariane 5, que tuvo lugar en julio de 2023, y al no disponer de los Soyuz ST que se lanzaban desde Kourou, el continente se ha quedado sin acceso al espacio en lo que se refiere a lanzadores medianos y pesados.

Esto, por supuesto, no tenía que haber sido así porque la fecha original de entrada en servicio del Ariane 6 era 2020, con lo que se habría solapado con el Ariane 5. Pero la complejidad del desarrollo y la pandemia de covid lo fueron retrasando todo. Y nadie contaba con la invasión de Ucrania que llevó a la rotura de relaciones entre la ESA y Roscosmos, claro.

Además los problemas con la segunda etapa del Vega C han hecho que tampoco tenga un lanzador ligero. Salvo un Vega que está pensado que lance el satélite Sentinel 2C en septiembre. Pero ha habido que preparar una segunda etapa un poco al estilo Frankenstein para él, así que veremos.

De hecho la ESA ha tenido que contratar varios Falcon 9 de SpaceX en los últimos tiempos para poder ir lanzando observatorios y satélites que ya estaban listos como por ejemplo el observatorio espacial Euclid; el satélite medioambiental EarthCARE; y dos satélites de la constelación Galileo. Y mientras el Ariane 6 demuestra su valía la misión HERA será también lanzada en un Falcon 9 el próximo mes de octubre.

En este primer lanzamiento del Ariane 6 van a bordo varias cargas útiles de doce instituciones de nueve países. Quizás se puede considerar que la principal es un simulador de masa que pesa lo que dos satélites de la constelación Galileo y su adaptador. La idea es comprobar con ella el funcionamiento del cohete, y en especial de su segunda etapa, para ese tipo de lanzamientos.

Ilustración de las cargas útiles de la misión
Ilustración de las cargas útiles de la misión – ESA

Pero también van a bordo varios instrumentos, CubeSats y los mecanismos que han de desplegarlos, e incluso un par de cápsulas de reentrada para ArianeGroup y The Exploration Company que si bien no van a ser recuperadas sí transmitirán datos durante la reentrada.

Dos versiones para distintas misiones

Ilustración con las dos variantes del Ariane 6 y sus componentesEl Ariane 6 está disponible en dos versiones: A62 y A64 con dos cofias de distinta longitud, lo que permite adaptarlo a distintas demandas de lanzamiento. La versión A62 incorpora dos propulsores de combustible sólido P120C, que también sirven de primera etapa del Vega-C, mientras que la versión A64 incorpora cuatro propulsores. Despegan acoplados a la primera etapa y a los dos minutos, agotado el combustible, se desprenden.

Cualquiera de las dos versiones usa una primera etapa con un motor Vulcain 2.1 de combustible líquido –hidrógeno y oxígeno– que es una evolución del más que probado motor Vulcain del Ariane 5. La primera etapa, que funciona durante unos ocho minutos, es la que se encarga de terminar de poner en órbita la etapa superior.

La cofia, que es la que se encarga de proteger del rozamiento con la atmósfera las cargas útiles durante los primeros minutos del lanzamiento, está disponible en dos longitudes: 14 y 20 metros. Su diámetro es de 5,4 metros.

El Ariane 6 con la cofia de 14 metros mide 62 metros de altura. Con la de 20 metros llega a los 68 metros. En su configuración 62 tiene una masa al lanzamiento de hasta 540 toneladas frente a las 870 toneladas de la 64.

Pero la parte más innovadora del Ariane 6 es su etapa superior. Dotada de un motor Vinci que también funciona con hidrógeno y oxígeno líquidos tiene la peculiaridad de que es capaz de encender su motor principal hasta en cuatro ocasiones. Esto permite colocar distintas cargas útiles en distintas órbitas. Y, al final de la misión, deorbitar la etapa superior para que se desintegre en la atmósfera para que no termine convertida en basura espacial.

La segunda etapa en el espacio
Impresión artística de la segunda etapa del Ariane 6 en el espacio – ESA

El reencendido del Vinci es posible gracias a una unidad de potencia auxiliar (APU por sus siglas en inglés) que se encarga de presurizar los propelentes para su ignición. Pero además la APU tiene un par de toberas propias que le permiten reorientar la etapa superior antes de la liberación de las cargas útiles, lo que dota al Ariane 6 de mayor flexibilidad y precisión en las inserciones orbitales.

Así, el A62, pensado sobre todo para misiones gubernamentales y científicas, es capaz de poner hasta 10,3 toneladas en órbita baja terrestre y hasta 4,5 en órbita de transferencia geoestacionaria (GTO). El A64, por su parte, permite lanzar hasta 21,6 y 11,5 toneladas a esas mismas órbitas. Está pensado más para lanzamientos comerciales de dos satélites. Como el Ariane 5, será capaz de lanzar al tiempo dos satélites a GTO.

El Ariane 6 también ha sido diseñado con la sostenibilidad en mente. Así, entre otras cosas, sus componentes son trasladados de Europa a la Guayana Francesa a bordo del Canopée, un barco con propulsión híbrida que LLL. También está en marcha el proyecto Hyguane para la producción local de hidrógeno utilizando energía solar, lo que permitirá reducir las emisiones de dióxido de carbono. Y el agua del sistema de supresión de sonido es recogida tras cada lanzamiento para ser utilizada en el próximo.

Ni reutilizable ni –probablemente– competitivo

Cuando la ESA adoptó en diciembre de 2014 la configuración del Ariane 6 no incluyó por ningún lado la reusabilidad. De hecho en una mesa redonda titulada ¿Cambiando las reglas juego del lanzamiento? en el Foro de la Industria de satélites de Singapur de 2013 Richard Bowles, el entonces jefe de ventas de Arianespace en el sudeste asiático, dijo que eso de vender reusabilidad que estaba haciendo SpaceX era vender un sueño.

Palabras que no han dejado de perseguirlo –y a la empresa– desde que en abril de 2016SpaceX recuperar su primera etapa, algo que viene haciendo con pasmosa regularidad desde entonces.

Aunque es cierto que es fácil hablar a toro pasado porque en diciembre de 2014 SpaceX aún no había conseguido recuperar ninguna primera etapa de un Falcon 9. en abril de 2016. Y para entonces era probablemente demasiado tarde como para plantearse hacer un cambio tan radical en el diseño del Ariane 6.

Así que habrá que esperar a ver cómo van el Programa Themis para el desarrollo de una primera etapa reutilizable que eventualmente podría reemplazar la primera etapa del Ariane 6. Aunque yo no apostaría mucho por ello.

Pero la verdad es que a estas alturas estrenar un cohete cero por ciento reutilizable parece un poco obsoleto.

Otra cosa que no está nada claro es cuán competitivo es el Ariane 6. Se supone que debe ser más barato de lanzar y operar que su predecesor pero la Agencia Espacial Europea (ESA) se ha negado por activa y por pasiva a dar un precio o una estimación del precio de cada lanzamiento. Y con una cadencia prevista de diez lanzamientos al año cuando todo esté funcionando de forma rutinaria se antoja difícil que pueda competir con, por ejemplo, SpaceX, que este año apunta hacia los 150 lanzamientos.

Aunque a lo mejor tampoco es es su objetivo sino garantizar un acceso independiente de Europa al espacio, lo que sin duda es importantísimo. Y poder recuperar algo mediante los lanzamientos comerciales que consiga contratar. Claro que, de nuevo, sin saber el precio y con esa parsimoniosa cadencia de lanzamientos, parece complicado que se vaya a hacer con una cuota significativa de mercado.

Y en esto no hay que dejarse cegar por los 18 lanzamientos que hay contratados para satélites de la constelación Kuiper de acceso a Internet de Amazon: su licencia les obliga a tener la mitad de los satélites en órbita para mediados de 2026, con lo que han tenido que buscar lanzadores debajo de las piedras con independencia del coste.

En cualquier caso, desde este casa le deseamos lo mejor al Ariane 6 y estaremos pegados a las pantallas de nuestros ordenadores mientras se acerca el momento de ese primer lanzamiento.

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