A pesar de que Elon Musk dijo hace unos meses que el Falcon Heavy haría su primer vuelo en noviembre de 2017 al final no ha podido ser, lo que tampoco es una gran sorpresa si tenemos en cuenta que su primer vuelo estaba anunciado para 2013. Pero en esta ocasión noviembre de 2017 parecía plausible porque por fin tienen el hardware listo y han estado haciendo pruebas con él.
Sin embargo los operarios de SpaceX aún no han terminado de preparar el transportador y la torre que levanta el Falcon Heavy en la plataforma de lanzamiento 39A del Centro Espacial Kennedy, lo que es un paso imprescindible para poder llevar a cabo la prueba estática de los 27 motores del Falcon Heavy.
SpaceX cree que esa prueba podrá ser llevada a cabo en diciembre y que si todo sale bien –será la primera vez que se intenten encender a la vez y de forma sincronizada 27 motores Merlin– el Falcon Heavy podría volar por fin a principios de 2018.
Será, eso sí, una misión sin carga útil, pues en palabras del propio Elon Musk
Al principio parece muy fácil, sólo tienes que añadirle dos primeras etapas como propulsores extra, pero luego todo cambia. Todas las cargas cambian, la aerodinámica cambia totalmente. Has triplicado la vibración y el sonido. Es como si hubieras machacado los niveles de calificación en gran parte del hardware.
Hay muchos riesgos asociados con el Falcon Heavy, una posibilidad real de que ese vehículo no llegue a la órbita. Quiero asegurarme de que las expectativas sean acordes a todo esto. Espero que consiga alejarse lo suficiente como para no dañar la plataforma de lanzamiento. Para ser honesto consideraría incluso eso una victoria.
Eso sí, cuando entre en servicio será uno de los cohetes más poderosos jamás construidos
(Vía Spaceflight Now).