Por @Wicho — 31 de Mayo de 2020

Tras un viaje sin ningún problema en absoluto la Crew Dragon Endeavour llegaba a la Estación Espacial Internacional (EEI) a primera hora de la tarde del 31 de mayo de 2020. Sus tripulantes, Bob Behnken y Doug Hurley se incorporaban poco después a la Expedición 63 a la EEI.

Esto casi no será noticia de no ser porque se trata de la primera Crew Dragon tripulada de la historia y, por tanto, la primera nave espacial tripulada privada de la historia en atracar en la Estación, así como la primera en poner seres humanos en órbita.

En total es la novena nave tripulada de la historia en entrar en órbita tras las Vostok, Mercury, Vosjod, Gemini, Soyuz, Apolo, transbordador STS y Shenzhou; es la primera que estrena la NASA en 39 años desde los transbordadores espaciales y la primera que se estrena en el mundo desde que en 2003 entraran en servicio las Shenzhou.

Hemos ido contando el viaje de esta cápsula desde el primer intento de lanzamiento del miércoles 27 en este hilo de Twitter. En él encontrarás un montón de detalles acerca de la misión.

La EEI el 31 de mayo de 2020 - NASA
Una Estación Espacial Internacional muy internacional: hay una nave estadounidense, una japonesa, y tres rusas – NASA

Es cierto que la NASA ha pagado 3.100 millones de dólares a SpaceX para ayudar en el desarrollo de la cápsula, aunque SpaceX también ha puesto dinero. Pero lo que es más relevante es que la empresa es dueña del diseño y la NASA no es más que un cliente, así que, salvo lo que puedan prohibir ciertas leyes, nada impide a SpaceX vender vuelos en futuras Crew Dragon a otras agencias, empresas o instituciones.

Además, a diferencia de lo sucedido con los programas Mercury, Gemini, Apolo y STS, en los que la NASA iba cubriendo los costes de desarrollo de las naves –que siempre tendían a crecer– en el caso de la Crew Dragon y de la Starliner la NASA paga un coste fijo. Se calcula que, suponiendo que Boeing llegue a aclararse con la Starliner, habrá obtenido el uso de dos naves espaciales tripuladas por algo menos del coste del desarrollo de las Gemini.

Llegar a la EEI, de todos modos, es la mitad de la historia. Queda traer de vuelta sanos y salvos a casa a Behnken y Hurley, aunque por supuesto hay el precedente de una primera misión no tripulada que se desarrolló sin problemas.

La NASA no ha confirmado todavía cuándo volverán. Dependerá, entre otros factores, de cómo se vayan degradando los paneles solares de la cápsula en el espacio. Pero tendrá que ser con tiempo de analizar todos los datos para el lanzamiento de la primera misión regular de una Crew Dragon, previsto para el 30 de agosto de 2020.

Además de ahorrar dinero frente a comprar asientos en cápsulas Soyuz la NASA espera que una vez que las Crew Dragon se incorporen al servicio regular y Roscosmos dé el visto bueno se empiecen a intercambiar plazas entre Crew Dragon y Soyuz. Disponer, además, de dos cápsulas –y esperemos que a partir de 2021 sean tres– para acceder a la EEI es un margen de seguridad extra ante posibles fallos; es lo mismo que sucede con las misiones de suministro a la Estación, que se vuelan con cinco tipos diferentes de cápsulas lanzadas por otros tantos cohetes distintos.

Y si esta misión termina con éxito será también un importante paso adelante más en la comercialización del acceso al espacio. En este sentido el apoyo de la NASA a las empresas privadas, más allá de los propios intereses de la agencia, me recuerda a cuando el Servicio Postal de los Estados Unidos comenzó a contratar el transporte aéreo de correo a las aerolíneas que estaban empezando a funcionar y a buscar su modelo de negocio. No quiere esto decir que cualquier persona vaya a poder comprar un billete low cost al espacio pero es un principio.

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