Por @Wicho — 12 de agosto de 2019

Secuencia de aterrizaje de la misión
Secuencia de aterrizaje de la misión - ESA/Roscosmos

No hay confirmación oficial pero dos fuentes distintas dicen que la segunda prueba de los paracaídas de la misión ExoMars 2020 de la Agencia Espacial Europea y Roscosmos ha terminado con el vehículo de pruebas estampado contra el suelo, lo que es sin duda una muy mala noticia. Y más teniendo en cuenta que esta segunda prueba tenía que haber corregido problemas relativamente menores detectados en la primera.

El objetivo de la misión es colocar el rover Rosalind Franklin sobre la superficie de Marte. De ello se encargará el aterrizador Kazachok, que a su vez usará dos paracaídas para pasar de los 21.000 kilómetros por hora a los que entrará en la atmósfera marciana a unos 120 kilómetros de altitud a una velocidad de 110 kilómetros por hora a 500 metros de la superficie; el resto del frenado y del descenso correrá a cargo de los motores de Kazachok.

El primero de los paracaídas es un paracaídas supersónico de 15 metros de diámetro. El segundo es un paracaídas de 35 metros que se desplegará ya cuando Kazachok vaya por debajo de los 720 kilómetros por hora. Los dos paracaídas son extraídos de sus bolsas por sendos paracaídas piloto.

Secuencia de despliegue de los paracaídas
Secuencia de despliegue de los paracaídas - ESA/Roscosmos

En la primera prueba, llevada a cabo en mayo de 2018, el vehículo de pruebas fue soltado desde un globo de helio a una altitud de 28 kilómetros. Pero se produjeron varias rasgaduras radiales en el paracaídas supersónico aún antes de haber alcanzado su carga máxima. Y en el otro se produjo también una rasgadura radial, de nuevo antes de alcanzar la carga máxima prevista. Pero aún así el vehículo de pruebas fue recuperado intacto y se pudieron extraer todos los datos necesarios de él; los dos paracaídas principales también fueron recuperados para su análisis.

Sin embargo la Agencia Espacial Europea exige dos pruebas completas con éxito antes de certificar los paracaídas para el vuelo. Y más después de lo de Schiapareli. Así que obviamente esta primera prueba no cuenta.

En la primera semana de agosto de 2019 se llevó a cabo una segunda prueba en la que se habían hecho cambios tanto en el diseño de los paracaídas como en el de las bolsas en las que se alojan. Y si bien parece ser que el paracaídas supersónico funcionó correctamente el otro sufrió un fallo durante su hinchado que hizo que no funcionara correctamente. Así que tampoco cuenta esta prueba de cara a los requisitos de la ESA. Toca volver al tablero de diseño, quizás cambiando materiales además del diseño propiamente dicho del sistema de paracaídas.

El problema es que a la misión se le echa el tiempo encima, pues queda menos de un año para que se abra la ventana de lanzamiento de 2020 hacia Marte, ya que va de julio a septiembre. Y en estos meses que quedan no está claro que vaya a dar tiempo de preparar un nuevo diseño y probarlo.

Además, las zonas en las que se pueden hacer pruebas con os paracaídas no se pueden utilizar en cualquier momento del año, pues es necesario asegurarse de que los vientos reinantes llevarán al vehículo de pruebas hacia zonas no habitadas. De hecho en principio sólo quedan dos ventanas en las que hacer estas pruebas, noviembre de 2019 y febrero de 2020.

No es por ser pesimista pero igual hay que empezar a pensar en ExoMars 2022; ya pasó de ser ExoMars 2016 a ser ExoMars 2018 en mayo de 2016.

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