LA cápsula de carga Progress MS-11 atracaba en el compartimento Pirs de la Estación Espacial Internacional a las 16:22, hora peninsular española, del 4 de abril de 2019. Tan sólo tres horas y 22 minutos después de despegar de Baikonur, lo que es un récord en cuanto a los lanzamientos de cualquier tipo hacia la EEI.
Para poder llegar tan rápido, después de orbitar la Tierra tan sólo dos veces, es necesario que el lanzamiento se produzca en el segundo exacto y que además la trayectoria que sigue el cohete sea de suma precisión. Esto sólo ha sido posible con las mejoras de los sistemas de guiado de a bordo, convenientemente modernizados en las versiones más recientes de los cohetes Soyuz y de las cápsulas Progress.
Es una mejora considerable respecto a las trayectorias de dos días que se usaban no hace mucho porque facilita el envío de productos o experimentos perecederos. Pero también abre el camino a que las Soyuz tripuladas puedan usar esa trayectoria de dos órbitas, lo que los astronautas agradecerán.
La MS-11, que está previsto que permanezca atracada en la EEI hasta finales de julio, lleva a bordo unos 3.700 kilos de carga y suministros para la Estación y sus tripulantes. Incluyen comida, combustible, aire, agua (el agua para el segmento ruso no vale para el estadounidense y viceversa*) y materiales para experimentos a bordo así como componentes de repuesto.
Eso sí, con todas las mejoras que han ido incorporando los cohetes Soyuz, aún conservan la «llave de contacto» que hay que girar para poder lanzarlos.
*La NASA y Roscosmos utilizan distintos productos para potabilizar el agua que envían a la EEI, lo que hace que no se pueda mezclar el agua de los dos porque de otro modo se formaría un precipitado de yodo y plata que podría atascar alguna tubería o los sistemas de refrigeración de los trajes espaciales.
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