El primer Ariane 6 en la plataforma de lanzamiento – ESA/CNES/ArianeSpace/Ariane Group/Optique Vidéo du CSG - R. Prigent
Con un par de días de retraso sobre la fecha prevista ayer se llevó a cabo la prueba de carga de propelentes del primer Ariane 6. A priori todo parece indicar que no ha habido ningún problema
Pero hará falta aún una semana aproximadamente para analizar todos los datos recogidos. Con lo que hasta el día 26 no tendremos los resultados definitivos de la prueba. Ese día también sabremos si se confirma la fecha del primer lanzamiento, por ahora previsto para el próximo 9 de julio. Aunque, de nuevo, todo parece indicar que así será.
La WDR, wet dress rehearsal, es una prueba muy importante ya que permite comprobar y terminar de afinar el funcionamiento de todos los sistemas tanto en tierra como en el cohete así como el cronograma del proceso. Para ello la WDR simula las acciones de un día de lanzamiento hasta unos instantes antes del encendido de los motores. Pero también sirve para comprobar el funcionamiento de todo en caso de tener que cancelar un lanzamiento pues permite levar a cabo el proceso de vaciado de los depósitos del cohete, de puesta de todos los sistemas en un estado seguro, y la vuelta su sitio de la torre de servicio, que se retira a 120 metros de la plataforma para el lanzamiento.
El Ariane se fabricará en dos variantes, el Ariane 6 A62, con dos propulsores de combustible sólido, y el Ariane 6 A64, con cuatro de estos propulsores. El A64 puede colocar 12.000 kilos en una órbita de transferencia geoestacionaria frente a los 4.500 del A62. El A64 puede además colocar 4.100 kilos en órbita geosíncrona y 20.000 kilos en órbita terrestre baja. El coste estimado por lanzamiento es de 90 millones de euros para el A64 y de 75 millones para el A62. El primer lanzamiento correrá a cargo de un A62.
Es un lanzamiento importantísimo para Europa, pues la situación actual de los lanzadores en el continente es lamentable: el Ariane 5 goza de un merecido retiro, el Vega-C está fuera de servicio por problemas con su segunda etapa, y no hay acceso a los Soyuz ST que se lanzaban desde Kourou debido a la invasión rusa de Ucrania.
Y precisamente por eso habría estado bien ya no tener un seguimiento en directo de la WDR al estilo de la NASA o de SpaceX sino al menos algunas actualizaciones vía Twitter. Pero en su lugar ha habido un estruendoso silencio durante toda la semana. En esto la política de apertura informativa anunciada hace unos meses por Josef Aschbacher, el director de la ESA, ha fallado de plano.