Todos perdemos cosas sin salir de casa. Yo mismo hace años que no veo mi Lubitel 166B. Y cuanto más tiempo llevas viviendo en un sitio, más probable es que pierdas algo.
En la Estación Espacial Internacional, permanentemente habitada desde el 2 de noviembre de 2000, también pasa lo mismo, aunque las cosas son un poco más complicadas. Por un lado, al estar en caída libre, si dejas algo suelto es posible que una corriente de aire se lo lleve y que, según el tamaño del objeto, no vuelvas a verlo. Por otro, las tripulaciones de la EEI rotan cada pocos meses, con lo que los nuevos podrían no saber donde dejaron las cosas los que los precedían.
Para intentar evitar mantener esto bajo control está el equipo de almacenamiento del Centro Marshall de vuelos espaciales. Son los encargados de mantener una base de datos en la que se están anotadas todas las cosas que se envían a la Estación y dónde se guardan.
Shane Kimbrough escaneando las cosas llegadas a bordo de la EEI en la cápsula de carga Dragon 10
Pero claro, los astronautas no dejan de ser humanos, con lo que a veces son descuidados y se acaban perdiendo cosas, al menos durante algún tiempo. En esto, por lo visto, las astronautas son más cuidadosas que sus compañeros.
Los objetos perdidos a veces son localizados por el equipo de almacenamiento gracias a las cámaras que hay en el interior de la Estación
El trabajo del equipo de almacenamiento con respecto a cualquier ítem enviado a la EEI termina cuando éste vuelve a tierra o es destruido en la atmósfera en la reentrada controlada de alguna cápsula de carga, momento en el que es descatalogado.
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