Por @Wicho — 24 de septiembre de 2018

Imagen captada por Minerva-II 1B durante su descenso a Ryugu
Imagen captada por Minerva-II 1B durante su descenso a Ryugu – JAXA

La Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) tardó un poco en confirmarlo, lo que a los espaciotrastornados nos puso un poco nerviosos, pero por fin sabemos que los dos primeros rovers desplegados por la sonda Hayabusa 2 de los tres que porta están en la superficie de Ryugu y que funcionan correctamente.

Imagen captada por Minerva-II 1A durante un salto
Imagen captada por Minerva-II 1A durante un salto (girada 90º a la izquierda) – JAXA

Los dos rovers se separaron de Hayabusa 2 a las 13:06, hora peninsular española, del 21 de septiembre de 2018, a unos 55 metros de la superficie del asteroide. Tras la separación la sonda empezó el retorno a su posición de reposo a 20 kilómetros de su superficie mientras que la reducida gravedad de Ryugu tiraba de los rovers.

La primera señal de que todo había ido bien fue que la JAXA recibía telemetría –datos sobre su estado– de ellos y que más o menos a la hora en la que la rotación de Ryugu los debía colocar en la sombra su voltaje comenzó a bajar. La confirmación definitiva, la nota enlazada arriba, que fue publicada unas horas después.

Es la primera vez en la historia que conseguimos colocar no ya uno sino dos rovers sobre la superficie de un asteroide, aunque el honor de ser la primera sonda que hicimos aterrizar en un asteroide le corresponda a la sonda NEAR Shoemaker de la NASA, que el 12 de febrero de 2001 se posó en el asteroide Shoemaker a pesar de no haber sido diseñada para ello. Incluso funcionó durante varios días después de su aterrizaje.

En la superficie de Ryugu

Conocidos como Rover-1A y 1B son unos vehículos extremadamente sencillos. El 1A lleva cuatro cámaras y sensores de temperatura; el 1B lleva tres cámaras y también sensores de temperaratura. Los dos son hexagonales, con un diámetro de 18 centímetros, una altura de 7 centímetros, y un peso de 1,1 kilos. Sus cuerpos van cubiertos de paneles solares y lleva condensadores en los que poder acumular electricidad para usarlos como baterías, así que potencialmente pueden seguir funcionando hasta que Hayabusa 2 abandone Ryugu en 2019. E incluso más allá, aunque para entonces no habrá nadie que pueda escucharlos.

Se mueven de un lado a otro dando saltos gracias a un dispositivo similar al que hace vibrar los teléfonos móviles que al ser activado los despega unos quince metros de la superficie de Ryugu para luego volver a ser atrapados por su gravedad y caer a unos quince metros de distancia del sitio desde el que han saltado.

El aterrizaje con éxito de ambos quita una espinita a la JAXA, que el 12 de noviembre de 2005 perdía el aterrizador Minerva original cuando un error al desplegarlo desde la sonda Hayabusa hizo que se perdiera en el espacio en lugar de aterrizar en el asteroide Itokawa.

Sirve también para demostrar que la JAXA ha tomado buena nota de todos los problemas que tuvo con Hayabusa –a pesar de los cuales al final fue un éxito– para diseñar la nueva misión Hayabusa 2 que, hasta ahora, está teniendo muchísimos menos problemas que la original.

Da también confianza de cara al despliegue de MASCOT, el rover diseñado por el Centro Aeroespacial Alemán con contribuciones del CNES francés, que ahora mismo está previsto que aterrice en Ryugu el 3 de octubre de 2018.

Es un vehículo mucho más ambicioso, con unas dimensiones de 30×30×20 centímetros y 10 kilos de peso y cuatro instrumentos: un espectrómetro infrarrojo, un magnetómetro, un radiómetro y una cámara. Tiene como objetivo estudiar la estructura de la superficie de Ryugu, su composición química, su comportamiento térmico, y las propiedades magnéticas del asteroide. Pero funciona con baterías, así que su misión durará unas 16 horas, dos días en Ryugu.

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