Por @Wicho — 1 de marzo de 2022

Hace unas horas Rocket Lab lanzaba son éxito la misión número 24 de un cohete Electrón. A bordo iba el satélites StriX β de la empresa japonesa Synspective. Es un satélite de observación terrestre mediante radar de apertura sintética. Con esto Rocket Lab ha puesto ya en órbita 110 satélites. Aunque la novedad de este lanzamiento es que fen él la empresa estrenaba su segunda plataforma de lanzamiento, pues fue llevado a cabo desde el Complejo de Lanzamiento 1B de las instalaciones de la empresa en la península de Mahia en Nueva Zelanda.

Situada a unos 115 metros del Complejo de Lanzamiento 1A es básicamente una copia suya con algunas mejoras. Pero ahora Rocket Lab puede procesar dos Electrones a la vez en sus instalaciones y casi lanzarlos simultáneamente, lo que agiliza sus tiempos de respuesta frente a las peticiones de sus clientes. Aunque por ahora lo cierto es que no parece que la disponibilidad de plataformas de lanzamiento haya sido un problema.

Los complejos de lanzamiento 1A y 1B – Rocket Lab
Los complejos de lanzamiento 1A (en primer plano) y 1B – Rocket Lab

Rocket Lab lleva también tiempo deseando estrenar el Complejo de Lanzamiento 2 (LC2) que ha construido en Virgina, en los Estados Unidos. De hecho contaba con que hubiera estado operativo ya en 2020. Pero la NASA se ha retrasado a la hora de terminar el sistema de autodestrucción común que quiere que usen todos los cohetes que vayan a despegar desde allí. Aunque afortunadamente hace poco que ya ha entregado el software a las empresas que quieren utilizarlo, así que ya debe faltar menos.

El que el LC2 no esté todavía operativo ha obligado a Rocket Lab a llevarse al menos un par de lanzamientos a Nueva Zelanda. Uno de ellos fue el satélite Monolith de la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, que fue lanzado en 2021; el otro será el de CAPSTONE, de Cislunar Autonomous Positioning System Technology Operations and Navigation Experiment, Experimento autónomo de tecnología de operaciones y navegación cislunares. Es una misión que tiene como objetivo colocar un pequeño satélite en una órbita similar a la que ocupará la futura estación orbital lunar con la idea de validar los sistemas de orientación y navegación que serán necesarios para ella.

El Electrón, con 18 metros de alto, 1,2 de diámetro, y un peso al lanzamiento de 13.000 kilos, es un cohete de tres etapas construido íntegramente en fibra de carbono. Su motor, impreso en 3D, utiliza bombas eléctricas para mover el combustible en lugar de las turbobombas a gas de los cohetes más grandes, lo que lo hace más sencillo, barato y en principio más fiable. Puede llevar hasta 300 kilos en misiones a órbitas bajas o 200 kilos a órbitas sincrónicas con el sol de 500 kilómetros, una órbita muy en demanda para satélites de observación terrestre. Y lo está petando dentro de su segmento, aunque también es cierto que por ahora apenas tiene competencia.

La empresa está en Twitter como @RocketLab. Peter Beck, su director, es @Peter_J_Beck.

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