Un cohete Electrón de Rocket Lab despegando - Rocket Lab
Como empresa estadounidense que es Rocket Lab tiene que obtener un permiso de lanzamiento de la Autoridad Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) sin importar desde dónde haga sus lanzamientos, que hasta ahora han sido todos desde su complejo en la península Mahia en Nueva Zelanda.
Así que para cada uno de los ocho lanzamientos que ha hecho hasta ahora ha tenido que pedir el permiso pertinente. Sin embargo la FAA acaba de concederles una licencia de operador de lanzamientos para el cohete Electrón desde Mahia. Esto quiere decir que en los próximos cinco años pueden hacer tantos lanzamientos desde ahí como quieran sin necesidad de pedir un permiso específico para cada uno. Esto, a su vez, quiere decir que Rocket Lab podrá responder más rápido a las demandas de lanzamientos por parte de clientes, así que quizás podamos ver cómo de cerca de los 130 lanzamientos al año que dicen poder hacer quedan.
Mientas tanto todo está listo para el lanzamiento del Electrón bautizado As the crow flies, que pondrá en órbita el satélite Palisade para Astro Digital. Se trata de un CubeSat de 16 unidades que servirá como plataforma de prueba de nuevos desarrollos para la empresa. El nombre del cohete, que en español se traduciría Como el cuervo vuela, viene de que Palisade está basado en la plataforma Corvus de Astro Digital.
El lanzamiento está previsto para una ventana que va de las 2:00 a las 5:00, hora peninsular española, del día 17. Como es habitual se podrá seguir a través de Internet.
Una curiosidad de este lanzamiento es que su carga útil iba a ser otro satélite. Pero como el cliente no lo tuvo listo a tiempo y el cohete sí lo estaba Rocket Lab habló con otros clientes que pudieran tener cargas listas y así pudieron adelantar el de Palisade. Esto es una flexibilidad que no todos los operadores tienen.
Un Electrón en la plataforma de lanzamiento – Rocket Lab
Con 17 metros de alto, 1,2 de diámetro y un peso al lanzamiento de 12.250 kilos el Electrón es un cohete de hasta tres etapas construido íntegramente en fibra de carbono y con un motor impreso en 3D que utiliza bombas eléctricas para mover el combustible en lugar de las más complejas turbobombas a gas de los cohetes más grandes. Está pensado para colocar cargas de entre 150 y 255 kilos en órbita sincrónica al sol, un segmento de mercado con gran demanda. De hecho Peter Beck, el director de la compañía comentó en su momento que con ese tamaño de cohete podría satisfacer aproximadamente el 65% de la demanda de cargas de pago.
Desde luego no tiene la espectacularidad de un Falcon Heavy pero va a ser más revolucionario en cuanto a facilitar lanzar cargas al espacio a más instituciones, empresas y, por qué no, particulares.
Rocket Lab está además terminando de construir otro complejo de lanzamiento, en este caso en los Estados Unidos, lo que facilitará aumentar la cadencia de lanzamientos y facilitará la vida a los clientes a los que Nueva Zelanda les pille un poco a desmano.