Por @Alvy — 22 de mayo de 2016

La razón, tal y como explicó Amy Shira Teitel en este vídeo para Popular Science es doble:

Por un lado, los patrones blancos y negros se utilizan como marcadores de referencia para poder observar mejor la rotación y movimientos del cohete durante su lanzamiento. Si todo el cohete fuera del mismo color (especialmente en la época en la que se usaban, con cámaras de vídeo de más baja calidad que las actuales) podría ser bastante difícil durante los análisis de las imágenes. En el caso de los Saturno estos marcadores de referencia variaron de las unidades de prueba a las diferentes versiones definitivas del cohete.

Por otro, la pintura negra absorbe más energía de la luz del Sol y calienta la estructura mientras está en la plataforma de lanzamiento, mientras que la blanca la refleja y lo hace en menor medida. En algunas versiones de los diferentes modelos Saturno, e incluso dentro del mismo Saturno V esto podía causar problemas con el combustible, los sensores y otros elementos internos, de modo que se elegían las zonas más adecuadas para ir en blanco o negro según las necesidades. Para mantener lo más baja posible la temperatura interior en el cohete predominaba la pintura blanca.

Space Shuttle Atlantis / NASA
Lanzamiento del Atlantis desde la plataforma 39A en la misión STS-132 / Foto: NASA

El peso de la pintura de una gran nave o cohete no es baladí; no he encontrado el valor exacto en el caso del Saturno V, pero la de los depósitos de lanzamiento del transbordador espacial, cuando se eliminó, fueron 270 kilos, así que por la diferencia de tamaño entre ambas lanzaderas casi seguro que era más de una tonelada. Teniendo en cuenta los costes de subir cosas allá arriba, un buen ahorro.

Utilizar la pintura como marcador visual es la misma razón por la que el misil V2 alemán (también diseñado por Wernher von Braun, como el Saturno V) tenía su peculiar patrón ajedrezado blanco y negro. Y podemos suponer que otro tanto sucedía en el universo de los cómics con el cohete de Tintín en Objetivo: la Luna. Que estaba inspirado en una botella de champán, por cierto.

(Vía Gregory Daedalus.)

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