Impresión artística de un Sentinel–1 en órbita
El 23 de diciembre de 2021 el radar del satélite de observación terrestre Sentinel 1-B dejó de funcionar. Todos los demás sistemas de a bordo siguen funcionando, por lo que desde el control de la misión lo tienen controlado y no hay ningún riesgo de colisión con otro satélite ni nada parecido. Pero sin radar un satélite que obtiene imágenes radar de las superficies terrestre y oceánica de Europa, Canadá y las regiones polares en todo tiempo como que no sirve de mucho.
El problema parece estar en el sistema de alimentación del radar. Pero como es habitual el Sentinel 1-B tiene un sistema de alimentación redundante porque si falla algún componente es tirando a complicado subir a arreglarlo. Así que es muy raro que se pueda producir un fallo que lo deje fuera de servicio sin más. Por ahora todos los intentos hechos para ponerlo de nuevo en marcha han fallado. Y tampoco hay un diagnóstico.
El que funciona sin problemas por ahora es el Sentinel 1-A, lanzado en abril de 2014; el lanzamiento del 1-B es de abril de 2016. El problema de tener sólo uno funcionando es que el tiempo entre dos paasadas por encima de un punto concreto del planeta se duplica. Y que no hay redundancia.
Así que la Agencia Espacial Europea está viendo la posibilidad de acelerar el lanzamiento del Sentinel 1-C, que en principio tenía que estar terminado en octubre de 2022 para un lanzamiento en 2023. Pero no sólo tiene que estar listo el satélite sino que también hay que buscarle un hueco en el calendario de lanzamientos. Y hay que tener claro qué ha fallado en el 1-B, no vaya a ser que haya que hacer alguna modificación en el C y el D antes de lanzarlos, lo que lo retrasaría todo.
Los satélites de la familia Sentinel 1 usan un radar de apertura sintética (SAR) de banda C. Un SAR es capaz de cambiar la orientación de su haz explorador sin mover la antena, lo que simplifica su funcionamiento y evita posibles puntos de fallo. Sirven para detectar y vigilar vertidos de crudo y su evolución, estudiar las banquisas de hielo, detectar los desplazamientos de la superficie de la tierra, analizar los usos del terreno, e incluso contribuir a la navegación marítima con su capacidad de detectar embarcaciones.
Los datos que obtienen las distintas misiones Sentinel son públicos y son usados tanto por el programa Copérnico, una red de vigilancia medioambiental que mantiene bajo observación la superficie de la Tierra, los océanos, y la atmósfera con el objetivo de poder contribuir a la toma de decisiones ambientales y de seguridad y que da acceso público a toda la información que recoge, como por otros usuarios. Hay unos 30.000 usuarios de todo el mundo que ya se han descargado productos Copérnico.
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