Al satélite medioambiental Sentinel-3B le quedan aún unos meses de calibraciones para entrar en servicio pero no ha necesitado ni dos semanas tras su lanzamiento para mandar a tierra sus primeras imágenes. La primera, captada el 7 de mayo de 2018 a las 12:33, hora peninsular española, muestra un anochecer sobre el mar de Weddell en la Antártida. Ese mismo día también obtuvo imágenes de remolinos de hielo frente a Groenlandia y parte del norte de Europa casi sin nubes.
El instrumento que las captura es sensible a 21 bandas entre los 400 y los 1.020 nanómetros, por lo que ve un poco hacia el ultravioleta y otro poco hacia el infrarrojo. Su campo de vista es una franja de 1.270 kilómetros de ancho, lo que le da una resolución de 300 metros. Puede ser utilizado para monitorizar la productividad biológica en el agua así como la contaminación marina; en tierra puede ser utilizado para monitorizar la salud de la vegetación.
En general los dos Sentinel-3 –el 3B y su gemelo el 3A– miden la temperatura, el color y la altura de la superficie del mar, así como el espesor del hielo marino cuando están sobre los océanos. Estas mediciones se utilizan, por ejemplo, para vigilar los cambios en el clima de la Tierra y para aplicaciones más prácticas, como las citadas de medir la productividad biológica o la contaminación. Sobre tierra, monitorizan incendios forestales, obtienen información acerca de la forma en que se usa la tierra, verifican la salud de la vegetación y miden la altura de ríos y lagos.
Al ser dos satélites gemelos en la misma órbita lo normal sería que volaran con una separación de 180º, pero la comunidad de científicos e investigadores que van a usar sus datos para estudiar los océanos han pedido que la separación sea de sólo 140º. Esto permite que puedan obtener imágenes de fenómenos en movimiento con sólo unos 40 minutos de diferencia entre dos tomas seguidas en lugar de con los 50 minutos que corresponderían a los 180º de separación.
El Sentinel-3B es el séptimo satélite del programa Copérnico puesto en órbita desde que comenzaron los lanzamientos hace cuatro años con el Sentinel-1A. El programa Copérnico es una red de vigilancia medioambiental que mantiene bajo observación la superficie de la Tierra, los océanos, y la atmósfera con el objetivo de poder contribuir a la toma de decisiones ambientales y de seguridad y que da acceso público a toda la información que recoge.
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