Hace unos días la NASA daba por concluida la misión sonda CAPSTONE para explorar la futura órbita de la estación lunar Gateway. En concreto dice que ha cumplido los dos objetivos establecidos: uno, mantener al menos durante seis meses su órbita polar alrededor de la Luna; otro, utilizar las comunicaciones con la Lunar Reconnaissance Orbiter para estimar su posición y velocidad, un poco como si fuera un GPS lunar.
La órbita es de tipo NRHO, de Near-rectilinear halo orbit, Órbita de halo casi rectilínea en español. En el caso de la estación Gateway será una órbita altamente elíptica de siete días alrededor de la Luna que la llevará a algo menos de 3.000 kilómetros del polo norte de nuestro satélite en su punto más cercano y a algo más de 70.000 kilómetros del polo sur; pero CAPSTONE la está trazando a una distancia mínima de unos 1.600 kilómetros del polo norte.
Es un tipo de órbita muy práctico para la estación porque aunque va de polo a polo lo hace en el plano en el que la Luna gira alrededor de la Tierra, lo que le permite mantener comunicaciones constantes. También asegura iluminación permanente de los paneles solares de la estación.
CAPSTONE seguirá al menos otros seis meses en su órbita haciendo pruebas en una misión extendida.
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