A la quinta ha sido la vencida: después de lanzar la cápsula de carga Dragon SpX-8 rumbo a la Estación Espacial Internacional la primera etapa del cohete Falcon 9 FT encargada del lanzamiento aterrizaba en el espaciopuerto flotante autónomo Of Course I Still Love You de una pieza.
SpaceX llevaba trabajando en esto desde 2012 con los primeros vuelos de prueba del Grasshopper y más tarde del F9R Dev1, dos vehículos de despegue y aterrizaje verticales en los que la empresa desarrolló y probó las tecnologías necesarias para recuperar la primera etapa de un lanzador «de verdad».
Más tarde, entre 2013 y 2014, SpaceX hizo simulaciones de aterrizajes con las primeras etapas de lanzamientos reales, pero sin el objetivo de recuperarlas sino con la idea de probar los sistemas desarrollados en un entorno real.
En enero de 2015 hizo el primer intento de recuperar la primera etapa de un Falcon 9, y casi lo consigue, aunque el cohete aterrizó demasiado rápido; también falló el segundo intento, aunque después de este consiguieron un aterrizaje con éxito en tierra firme en diciembre de 2015.
Y tras otros dos intentos fallidos más en 2016, en enero con el lanzamiento del Jason 3, y en marzo con el del SES-9 , por fin ha llegado el primer aterrizaje con éxito el 8 de abril de 2016 a pesar del oleaje y del viento.
El objetivo de SpaceX a la hora de recuperar las primeras etapas de los cohetes tras el lanzamiento es que creen que con ello podrán reducir el coste de poner cargas en órbita en un orden de magnitud, acercando el espacio cada vez más a más gente, aunque habrá qué ver, entre otras cosas, cuanto mantenimiento necesita una de estas primeras etapas recuperadas antes de volver a volar y cuantas veces puede hacerlo antes de ser retirada para ver si salen las cuentas.
En concreto esta primera etapa, que llegará a puerto el domingo 10 de abril, será sometida a pruebas y vuelta a encender hasta diez veces en tierra para ver como responde, con la idea de, probablemente, volverla a usar en un lanzamiento real en junio de 2016.
Pero más allá de eso, SpaceX ha hecho historia con la recuperación de este cohete: ha demostrado que es posible algo que mucha gente dudaba; ha abierto un nuevo camino que quién sabe a dónde nos llevará.
Y sí, la Dragon SpX–8 está en órbita y rumbo a la Estación Espacial Internacional, pero como decía Alejandro, en este caso el objetivo principal de la misión casi parece un premio de consolación.