Por @Wicho — 13 de junio de 2023

Esta pasada noche SpaceX ha lanzado su octava misión compartida. Conocida como Transporter 8, ha servido para poner en órbita sincrónica al Sol de 525 kilómetros de altitud un total de 72 satélites de distintas operadoras de todo el mundo. Si los sumamos a los 52 satélites Starlink que había lanzado unas horas antes en total la empresa puso en órbita ayer ni más ni menos que 124 satélites. Ha sido el lanzamiento número 40 del año para SpaceX, que va para un año de récord en cuanto lanzamientos.

Aunque es una cifra respetable de todas las misiones de la serie Transporter es la cuarta que menos satélites ha puesto en órbita; sólo Transporter 4, con 40, Transporter 5 con 59 y Transporter 7 con 51 quedan por detrás. El récord sigue teniéndolo Transporter 1, con un total de 143 satélites.

Hay dos factores básicos que limitan el número de satélites que pueden ir en cada misión: el peso total de las cargas útiles y los adaptadores necesarios para integrarlos en el cohete y el volumen disponible dentro de la cofia protectora del cohete.


Vista parcial de las cargas útiles de la misión antes del cierre de la cofia protectora del cohete. Algunas de ellas están identificadas en esta imagen con rótulos – SpaceX

Es un tipo de misiones con gran demanda: ya no queda hueco en las misiones Transporter de SpaceX hasta el segundo trimestre de 2025. Y es un tipo de lanzamientos en el que se puede decir que SpaceX ha entrado un poco como un elefante en una cacharrería, casi copando el mercado.

La desventaja es que, aunque los lanzamientos son relativamente baratos, tienes que esperar a que el cohete esté lleno –SpaceX hace un par de lanzamientos de este tipo al año– para hacer el lanzamiento; por eso empresas como Rocket Lab, que ofrecen disponibilidad casi inmediata en sus lanzamientos dedicados, también tienen un hueco en el mercado.

Curiosamente uno de los satélites que iban a bordo era el W-Series 1, fabricado por Rocket Lab y basado en su plataforma Photon para Varda Space Industries, que pretende demostrar la capacidad de fabricar ciertos productos en el espacio.

También está ya en el espacio el primer motor eléctrico diseñado por Neumann Space, que usa una vara metálica como combustible en lugar de un gas como es tradicional. Va montado en un satélite de Skykraft, que pretende crear una constelación de ellos para ayudar con la gestión del tráfico aéreo.

Y también iba a bordo el URESAT de la Unión de Radioaficionados Españoles.

La primera etapa del Falcon 9 que lanzó la misión volaba por novena vez al espacio y al terminar con su cometido principal volvió a la zona de aterrizaje de Vandenberg, lo que marca la recuperación número 200 por parte de una primera etapa por parte de SpaceX.

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