Cuando Rocket Lab lanzó su primer cohete Electron sorprendió a propios y extraños con el hecho de que disponga de una tercera etapa opcional que se puede utilizar para hacer circulares las órbitas en las que coloca las cargas útiles.
Este vídeo explica como funciona, aunque la explicación es bien sencilla; otra cosa es que el diseño lo haya sido: una vez separada de la segunda etapa y en el momento oportuno se enciende su motor Curie para hacer que la órbita se circularice. Una vez en esa órbita circular un sistema de motores de maniobra le permiten orientarse para liberar las cargas con la orientación necesaria para que no vayan a chocar entre ellas o con otros satélites en órbita.
Un detalle importante tanto de la segunda etapa del Electron como de la tercera etapa es que sus motores se pueden volver a encender una vez terminadas sus misiones para asegurar una rápida reentrada en la atmósfera, lo que minimiza la basura espacial que deja detrás de sí el lanzamiento de un Electron.
Rocket Lab es una de las empresas que en 2019 tiene muchos boletos para poner un poco patas arriba la industria espacial, ya que tiene previstos ni más ni menos que trece lanzamientos. Y tiene una planta de producción capaz de fabricar un Electron a la semana. No es que sus lanzamientos sean más baratos por kilo que los de otras empresas pero al tratarse de un cohete relativamente pequeño puede ofrecer lanzamientos muy frecuentes sin esperar a llenarlo para no desperdiciar capacidad. Esto supone tiempos de espera reducidos cuando un cliente tiene su satélite listo para ser lanzado frente a las esperas a las que se enfrentaban antes mientras todas las cargas útiles que iban en un lanzamiento compartido acababan de ser preparadas.
Por cierto que me encanta los gráficos estilo Asteroides de la primera parte del vídeo; lástima que la reenrada de las etapas no esté representada por un montón de vectorcillos separándose.