A última hora de la tarde de ayer la cápsula de carga Cygnus 18 «S.S. Sally Ride» terminaba su misión con una reentrada controlada sobre el Pacífico. Tanto la cápsula como su contenido se desintegraron en la atmósfera. Como es habitual en estos casos en su interior iba material de desecho o ya no necesario a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI).
La Sally Ride, igual que llegó a ella así, dejó la Estación con uno de sus paneles solares sin desplegar. El que pudiera llevar igual a cabo su misión habla de la importancia de tener sistemas redundantes. Aunque siempre es mejor que las cosas funcionen como está previsto; había una cierta inquietud porque el panel se pudiera desplegar durante la captura y acoplamiento de la cápsula a la EEI el pasado 10 de noviembre.
El lanzamiento de la Cygnus 18 también tuvo su emoción porque el primer intento tuvo que ser abortado por una alarma de incendio.
Deja a bordo de la Estación 3.729 kilos de carga útil. Están formados por 1.637 kilos de suministros para la tripulación; 850 kilos para investigaciones científicas, entre ellos el Zimsat-1, el primer satélite artificial de Zimbabwe, que fue desplegado desde el laboratorio Kibo el 2 de diciembre; 66 kilos de material para paseos espaciales; 1.077 kilos de hardware para la Estación; y 78 kilos de material informático. También iba a bordo un adaptador para un panel solar desenrollable iROSA, que fue instalado en su sitio durante un paseo espacial el 15 de noviembre.
Su nombre era un homenaje a Sally Ride, conocida por haber sido la primera mujer estadounidense en ir al espacio. Aunque era mucho más que eso.
El lanzamiento de la Cygnus 19, bautizada como S.S. Laurel Clark en honor a una de las tripulantes fallecidas en el transbordador espacial Columbia, está previsto para julio de este año.