Por @Wicho — 26 de enero de 2020

Trabajando en el AMS - NASA
Andrew Morgan trabajando en el AMS - NASA

Tras un paseo espacial de seis horas y 16 minutos Andrew Morgan de la NASA y Luca Parmitano de la Agencia Espacial Europea (ESA) terminaron la reparación del Espectrómetro Magnético Alfa (AMS).

El instrumento, instalado en el exterior de la Estación Espacial Internacional desde 2011, está diseñado detectar partículas como antihelio, neutralinos, o strangelets. Se esperaba que sirviera para que los científicos pudieran profundizar en el conocimiento de la antimateria y la energía oscura. Y los resultados han sido espectaculares.

Por eso cuando empezaron a fallar sus bombas de refrigeración –es imprescindible mantenerlo muy frío para que funcione– se empezó a diseñar un plan para poder repararlo, aunque en realidad el AMS no estaba diseñado para ser reparado en órbita. El plan final consistía en instalar un nuevo sistema de refrigeración externo y acoplarlo a las conducciones internas del AMS.

Y esto es lo que han ido haciendo Morgan y Parmitano a lo largo de cuatro paseos espaciales. No era una tarea sencilla porque incluía cortar y empalmar tubos en el espacio, algo que nunca se había hecho durante un paseo espacial. Pero aún así los dos no encontraron demasiados problemas para hacerlo, algo que sin duda es fruto de una meticulosa planificación y del riguroso entrenamiento que siguieron en tierra en preparación de llevar a cabo los paseos. También hubo que diseñar herramientas específicas para las tareas a realizar.

Algunas de las herramientas en cuestión
Algunas de las herramientas en cuestión – NASA

En el cuarto y último de los paseos tenían que comprobar que todas las uniones estaban bien selladas y luego volver a colocar las mantas de protección térmica que habían retirado para acceder alas tripas del AMS. Al hacer esa comprobación Luca Parmitano vio que uno de los tubos tenía una fuga, así que procedió a apretar la unión. Tras esperar una hora para comprobar si se solucionaba la fuga el indicador incorporado al mecanismo de unión seguía indicando que había una fuga. Así que Parmitano volvió a apretarlo un poco más por si acaso pero para ir ganando tiempo volvió al interior de la esclusa Quest de la Estación a coger las herramientas necesarias por si hubiera que rehacer la conexión. Pero para cuando volvió el indicador mostraba que la fuga había quedado arreglada con el último apretón que le había dado. Como todas las demás conexiones estaban bien con esto pudieron por fin abrir la válvula que dejará presurizar el sistema y luego colocar la protección térmica en su sitio, dejando el AMS listo para ser activado de nuevo.

El AMS-02 en el exterior de la EEI
El AMS-02 en el exterior de la EEI en una imagen de 2011 – NASA

Las pruebas preliminares muestran que AMS está respondiendo correctamente. Ahora los equipos de tierra dedicarán los próximos días en llenar el nuevo sistema de refrigeración del AMS con dióxido de carbono, permitir que el sistema se estabilice y encender las bombas para comprobar y optimizar su rendimiento. Si todo va bien a finales de la enero de 2020 el AMS debería estar de nuevo recopilando datos.

A Morgan y Parmitano les dio tiempo a adelantar algunas tareas previstas para un futuro paseo espacial, en este caso sustituir los filtros de los objetivos de algunas de las cámaras externas de la EEI que empezaban a estar borrosos.

Fue el paseo número 227 en la Estación Espacial Internacional, el tercero de 2020, y el séptimo para Morgan, que establece un nuevo récord de frecuencia de paseos espaciales para una misión a la EEI. Era también el noveno para le Expedición 61, que también es una cifra de récord para para una expedición a la EEI.

Luca Parmitano con la llave fija que, según él mismo, salvó el paseo espacial y el AMS - ESA/NASA
Luca Parmitano con la llave fija que, según él mismo, salvó el paseo espacial y el AMS - ESA/NASA

Para Luca Parmitano era el sexto paseo espacial de su carrera. Y a partir de las cinco horas y dos minutos de duración del paseo se convertía en el astronauta de la ESA que más tiempo acumula en paseos espaciales con un total de 33 horas y nueve minutos. Este récord lo tenía hasta ahora el astronauta sueco de la ESA Christer Fuglesang, quien había acumulado un total de 31 horas y 54 minutos en cinco paseos espaciales entre 2006 y 2009.

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