Hoy se cumple un año de la llegada de la primera Crew Dragon a la Estación Espacial Internacional. Era una misión de prueba, así que no iba nadie a bordo, aunque llevaba a bordo a Ripley, un maniquí instrumentado, y un peluche de la Tierra. Fue la primera nave tripulada estadounidense de la historia en acoplarse de forma autónoma a la EEI.
La misión se desarrolló de principio a fin sin ningún tipo de problema –muy a diferencia de la primera misión de una Starliner– y todos pensábamos que por fin en 2019 SpaceX conseguiría mandar una Crew Dragon tripulada a la EEI. Pero el estallido de la misma cápsula que había ido a la EEI en unas pruebas posteriores fue un jarro de agua fría y obligó a retrasar todo.
Ahora, identificado y solucionado el problema que hizo estallar la cápsula, y probado en vuelo el sistema de escape de la cápsula, también sin ningún tipo de problema, parece que por fin volvemos a estar a meses del lanzamiento de esa primera misión tripulada.
Será la primera misión tripulada en despegar desde los Estados Unidos desde que el 8 de julio de 2011 el transbordador espacial Atlantis despegara en la misión STS-135, la última de estas naves.