Por @Wicho — 13 de agosto de 2021

Personal de Boeing trabajando en las válvulas rebeldes – Boeing
Personal de Boeing trabajando en las válvulas rebeldes – Boeing

Tras diez días de trabajo en los que sólo consiguieron recuperar 9 de las 13 válvulas que se negaban a abrirse –y eso haciendo un poco de vudú– a Boeing y la NASA no les ha quedado más remedio que reconocer que la cápsula Starliner de la segunda misión de prueba (OFT-2) tiene que ser devuelta al taller antes de poder lanzar la misión. Así que en los próximos días será desacoplada del cohete Atlas V que la iba a lanzar y llevada de vuelta al edificio de ensamblado.

Esto va a suponer un retraso de al menos dos meses sólo por disponibilidad de puertos de atraque en la Estación Espacial Internacional (EEI), pues el próximo 28 de agosto está previsto el lanzamiento de la cápsula de carga Dragon 23, que ocupará el que iba a utilizar la Starliner. Y además el Complejo de Lanzamiento 41, desde el que será lanzada la misión, pronto quedará bloqueado por el lanzamiento de la misión Lucy a los asteroides troyanos de Júpiter, que tiene una ventana de lanzamiento muy definida y nada flexible que va del 16 de agosto al 5 de noviembre.

La Starliner y su Atlas V en la plataforma de lanzamiento - Boeing
La Starliner y su Atlas V en la plataforma de lanzamiento el día en el que se descubrió el problema con las válvulas - Boeing

Y eso suponiendo que en estos dos meses Boeing y Aerojet Rocketdyne, la empresa que fabricó las válvulas, consigan averiguar qué ha pasado. O más bien por qué ha pasado lo que ha pasado, pues lo que hizo que las válvulas no respondieran a las órdenes de abrirse fueron filtraciones de oxidante que en contacto con la humedad ambiente crearon ácido nítrico, que es muy corrosivo. Aunque lo curioso es que este mismo diseño de válvulas voló en la desastrosa OFT–1 sin presentar problemas. Habrá que ver si las condiciones ambientales han influido: la OFT-1 fue lanzada en diciembre, mientras que la OFT-2 iba a ser lanzada en julio aunque al final Nauka la retrasó a agosto; o si al instalar las válvulas quedó dentro algo de humedad ambiente que haya podido contribuir a la formación de ese ácido. En esta ocasión han fallado 13 de las 24 válvulas de oxidante; las 24 de combustible y las 16 de helio, todas ellas del mismo diseño, no han presentado ningún problema.

Un nuevo varapalo para Boeing, que no termina de levantar cabeza tras los problemas con los 737MAX, 787 y KC-46 Pegasus, o que ha quedado excluida de la competición por desarrollar el aterrizador lunar del programa Artemisa. Por no hablar de los retrasos acumulados por el cohete SLS.

Las apuestas ahora están en si el Spaceship de SpaceX hará su primer vuelo orbital ya no antes del SLS sino también antes de que una Starliner consiga llevar a cabo una misión de prueba; hay que recordar que la Crew Dragon de SpaceX, la competencia directa de la Starliner, lleva ya meses en servicio.

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