La segunda etapa del Vega-C durante el ensamblado del cohete – Arianespace
El julio de 2022 la Agencia Espacial Europea (ESA) llevaba a cabo sin problemas el primer lanzamiento, aún considerado de pruebas, de un cohete Vega-C, la versión mejorada del Vega. Pero el diciembre de ese mismo año el primer lanzamiento regular del cohete fallaba por lo que más tarde se determinó que había sido un fallo en el cuello de la tobera del motor de la segunda etapa. A finales de junio de 2023 la prueba de una nueva versión de esa pieza fue abortada antes de lo previsto. Y ahora la ESA dice que hay que rediseñar por completo ese componente y la tobera en sí, con lo que el Vega-C no volverá a volar antes del último trimestre de 2024. Que, tal y como van estas cosas, ya será en 2025.
Al parecer la combinación de la forma del cuello de la tobera y las propiedades del material utilizado causaron daños en componentes adyacentes; de ahí la necesidad de rediseñar tanto el cuello como la tobera. Y además dicen que no se trata del mismo fallo que causó el fallo del primer lanzamiento regular en diciembre de 2022.
Así que cabe poner en duda las conclusiones de la comisión que investigó el fallo de ese lanzamiento a la hora de afirmar que ese componente, fabricado por la empresa ucraniana Oficina de Diseño Yúzhnoye, no cumplía con las especificaciones. De hecho en su momento la Agencia Espacial Estatal de Ucrania ya dijo que no estaba para nada de acuerdo con las conclusiones de la investigación. Afirmaba que las piezas suministradas cumplían con los requisitos pedidos y decía que creía que podría haber otros factores a tener en cuenta en el fallo del lanzamiento. Y el tiempo parece haberles dado la razón.
Lo que no está claro del todo es quién se va a comer el coste del rediseño. Aunque teniendo en cuenta la posición generalmente blanda de la ESA y la UE con las empresas tradicionales del mundo aeroespacial, apostaría a que serán nuestros impuestos y no las arcas de Avio quienes hagan frente a eso.
Así las cosas, Europa seguirá sin cohete para cargas pequeñas al menos hasta 2025 cuando el Vega-C vuelva a entrar en servicio, aunque le queda un Vega que ya está comprometido; sin cohete para cargas grandes hasta, oficialmente, 2024, aunque todo apunta a que será al menos en la segunda mitad de ese año cuando el Ariane 6 entre en servicio; y nada entre los dos después de dejar de tener acceso a los Soyuz ST preparados para ser lanzados desde la Guayana francesa por motivo de la invasión rusa de Ucrania.
Por eso no le quedará más remedio que buscar otras opciones para lanzar algunas misiones que no pueden esperar, opciones que pasan fundamentalmente por SpaceX, que es la única empresa que hoy por hoy tiene la capacidad y la flexibilidad necesarias disponible.
Ya me tarda que las empresas privadas empiecen a poner en servicio sus propios lanzadores orbitales.