Por @Wicho — 10 de Agosto de 2023

Hace unos minutos el avión cohete VSS Unity de Virgin Galactic tomaba tierra tras la misión Galactic02 de la empresa. Es el primer vuelo de la empresa que lleva un turista de pago a bordo. Llega dieciséis años después de las primeras estimaciones de Richard Branson. Y casi veinte años después de que empezaran a vender billetes en 2005.Y tras haber cambiado la definición de «al espacio»… por no hablar de una explosión en el hangar de ensamblado de los aviones y un accidente mortal de otro.

Mientras, Blue Origin, su gran competidora lleva sin volar desde septiembre de 2022 cuando el cohete lanzador de sus misiones reventó en un vuelo no tripulado. Se supone que han identificado la causa pero lo cierto es que no han vuelto a volar.

El pasajero en cuestión es Jon Goodwin, quien compró su billete antes de que en 2014 le diagnosticaran la enfermedad de Parkinson. Lo que no se ha hecho público es cuánto pagó por él, ya que al principio costaban 200.000 dólares pero desde hace unos años ya andan por los 450.000.


El pasaje de Galactic02 – Virgin Galactic

Le acompañaban Keisha Schahaff y su hija Anastatia Mayers, quienes consiguieron sus billetes tras haber hecho un donativo a la organización Space for Humanity. Todas las personas que donaron dinero en aquella campaña entraban en el sorteo con independencia del valor de su donativo. Así que tampoco sabemos cuánto han pagado por su viaje «al espacio».

«Al espacio» porque cuando Virgin Galactic empezó a ofrecer estos vuelos se trataba de vuelos que iban a sobrepasar la línea de von Kármán, situada a los 100 kilómetros de altitud y que tradicionalmente se consideraba el límite del espacio. De hecho a Federación Aeronáutica Internacional (FAI) aún lo hace. Pero la Administración Federal de los Estados Unidos pone ese límite en los 80 kilómetros. Y es el límite que se marcan los vuelos de Virgin Galactic: el de hoy alcanzó un apogeo de 88,5 kilómetros.

Es el segundo vuelo comercial de la empresa, que llega apenas mes y medio después del primero, en el que la Fuerza Aérea Italiana pagó por enviar a tres de sus miembros «al espacio».

El objetivo de Virgin Galactic es ahora aumentar la cadencia de vuelos a al menos uno al mes mientras espera la llegada de nuevos aviones cohete. Y falta le hará para poder recuperar algo del dinero invertido.

De hecho la idea es que en futuros vuelos las cuatro plazas de pasaje disponibles sean ocupadas por clientes de pago; en el vuelo de hoy esa cuarta plaza iba ocupada por Beth Moses, la entrenadora jefe de astronautas de la empresa.

Con ello la empresa espera ingresar unos 800.000 dólares por vuelo. Que ya veremos si son suficientes o no para que no corra la misma suerte que su spinoff Virgin Orbit, que cerraba hace unos meses a no conseguir ingresos suficientes para recuperar la inversión.

La empresa está en Twitter como @VirginGalactic.

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