Por @Wicho — 14 de Agosto de 2018

El It's Business Time en la plataforma de lanzamiento

A finales de junio, después de tener que aplazar por segunda vez el lanzamiento del cohete Electron bautizado como It's Business Time por haber obtenido lecturas extrañas del controlador del motor, Rocket Lab anunciaba que posponía todos sus lanzamientos hasta nueva fecha.

Aunque según se puede leer en Rocket Lab to launch It’s Business Time and ELaNa XIX missions weeks apart será en noviembre de 2018 cuando vuelva a intentar lanzar el cohete «rebelde». El retraso es debido a que han tomado la decisión de rediseñar el componente que les estaba causando problemas, con lo que necesitan tiempo para hacer las pruebas pertinentes para certificarlo para el vuelo.

Así que si se cumplen las previsiones en noviembre por fin serán puestos en órbita dos nuevos Lemur-2 de Spire, el Cicero 7 de GeoOptics Inc., el Irvine01, un CubeSat creado por estudiantes de seis institutos de Irvine, California, y NABEO, un demostrador tecnológico para comprobar el funcionamiento de una vela de arrastre diseñada para sacar satélites de su órbita al final de su misión. Será el primer lanzamiento comercial de un Electron; el del Still Testing, en enero de 2018, se consideraba todavía de prueba.

La empresa, según cuentan, está aprovechando este tiempo también para acelerar su ritmo de producción de cohetes, con el objetivo de situarlo en uno al mes con la idea de hacer un lanzamiento al mes. Así que dicen que esperan lanzar la misión ELaNa-XIX de la NASA, con diez CubeSat a bordo, en diciembre, apenas unas semanas después de la del It's Business Time… aunque sus instalaciones de lanzamiento están certificadas para lanzar cada 72 horas, si alguna vez llegan a tener ese volumen de negocio y capacidad de cubrirlo.

Motores para un nuevo Electron
Los diez motores de un nuevo Electron. El de la izquierda del todo es el de la segunda etapa – Vía Peter Beck

El Electron, con 17 metros de alto, 1,2 de diámetro, y un peso al lanzamiento de 12.250 kilos, es un cohete de tres etapas construido íntegramente en fibra de carbono y con un motor impreso en 3D que utiliza bombas eléctricas para mover el combustible en lugar de las turbobombas a gas de los cohetes más grandes. Está pensado para colocar cargas de entre 150 y 255 kilos en órbita sincrónica al sol, un segmento de mercado con gran demanda. Su gran ventaja, al menos según el fabricante, es que no hay que esperar turno como carga secundaria en un lanzamiento de un cohete más grande. El precio, de unos 4 millones de dólares por lanzamiento, también es atractivo.

Rocket Lab ha anunciado además que va a crear un complejo de lanzamiento en los Estados Unidos, que será el segundo de la empresa después del que tiene en Nueva Zelanda. Esto le dará más flexibilidad a la hora de planear los lanzamientos y abaratará los costes, en especial para clientes americanos.

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