En Space.com cuentan la historia de Sarah Spencer, una ingeniera de software que hackeó una máquina de punto para tejer un mapa celeste. Las tricotosas, que es como también las llaman, son de hecho unos de los primeros dispositivos que en sus versiones más primitivas fueron «medio programables». La forma de tejer mediante procedimientos repetitivos es muy similar a la que se utiliza muchas veces en los algoritmos de software.
La máquina de Spencer es una tricotosa doméstica de los 80, capaz de tejer con hilos de tres colores –en este caso azul, blanco y gris– que con las modificaciones adecuadas puede «simular» píxeles a partir de un mapa de bits. El trabajo de la imagen es un gigantesco tapiz tejido con 15 kilos de lana que mide 4,6 por 2,8 metros y para el cual se necesitaron 100 horas de trabajo.
Este mega mapa celestial es una representación completa del cielo, con 88 constelaciones, la Vía Láctea, la línea ecuatorial, todos los planetas y cientos de estrellas – que además están más o menos «a escala» para reflejar su magnitud aparente. Los planetas están situados según cálculos precisos, de modo que «marcan» un momento concreto y exacto en el tiempo – no se indica cual, pero quizá es que Spencer quiere mantenerlo en secreto.