Por Nacho Palou — 1 de Septiembre de 2009

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Todavía no he entiendo su utilidad o razón de ser, pero la cámara de fotos con forma de pistola es, cuando menos, curiosa.

El vástago resultante del rollo de una noche entre una pistola y una cámara descocada, la Doryu 2-16, se fabricó entre 1954 y 1956. Antes, en 1952 se había fabricado la Doryu 1, con película de 9,5 mm.

El modelo 2-16 funcionaba con película de 16 mm y disponía de flash en forma de cápsulas de polvo de magnesio.

Si la cámara tenía el aspecto de una pistola, su funcionamiento no era sino exactamente igual: las cápsulas de polvo de magnesio tenían el tamaño de una bala e iban alojadas en un cargador situado en la empuñadura. Cuando se utilizaba el flash, al apretar el gatillo se accionaba el obturador y a la vez el percutor golpeaba uno de los cartuchos cargados de magnesio que se prendía y producía un fogonazo.

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A continuación el cartucho quemado saltaba de la recámara y automáticamente entraba el siguiente, listo para iluminar la siguiente exposición. Exactamente igual que el funcionamiento de una pistola automática, lo que le daba una nueva dimensión al significado de la expresión "disparar la cámara".

Al parecer las Doryu se diseñaron originalmente para la policía japonesa, y no tuvieron mucho éxito en el mercado civil -y pacífico- de aquel país.

(Vía DVICE.)

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