Policía iraquí, noviembre 2006 © Alvaro Ybarra Zavala
La película siempre queda.
- Álvaro Ybarra Zavala (2008)
En España hay muy buenos fotógrafos, pero ¿éste es quizás uno de los caminos menos transitados?
¡Qué va! Creo que hay gente que está haciendo unos trabajos increíbles. Mira Miki Alcalde en la India que está haciendo fantásticos trabajos, por ejemplo. Me parece que es un tío buenísimo. O Walter Astrada que es otro que hace trabajos de éstos para caerte al suelo. Yo creo que en España hay muy buenos fotógrafos, ¡buenísimos! Se me vienen un montón más a la cabeza, pero podríamos pasarnos un día entero: Samuel Aranda, Lurdes Basolí, Lorena Ros, José Cendón...
El problema es que no se nos hace mucho caso. Me refiero a que publicar es complicado - en realidad nos hacen más caso fuera que dentro.
¿Competencia mundial?
Yo no compito. Creo que cuantos más seamos mejor. El error de la fotografía es que los fotógrafos tiendes a fotografiar para la propia comunidad de fotógrafos en vez de hacerlo para una gran audiencia, y yo creo que ése es el mayor de los errores. Para mí es una forma de vida como cualquier otra y le doy la importancia que se le tiene que dar. Cuantos más seamos y más espacios y realidades podamos cubrir, mucho mejor.
Pero como el mundo de la fotografía se ha convertido en una especie de star-boom de ahora no-sé-quién, ahora no-sé-cuántos y todos nos ponemos trabas... Gracias a Dios yo creo que ahora hay una generación joven que nos estamos ayudando muchísimo y trabaja mucho en equipo, hacemos muchos trabajos en conjunto. Yo creo que eso es bueno.
¿Pasas mucho tiempo viajando?
310 ó 320 días al año los paso fuera. La mayor parte del tiempo estoy fuera, y además en cada sitio me puedo pasar 3 meses, voy, vuelvo... a los sitios hay que volver.
¿Cuántas fotos puedes hacer en un reportaje, y cuántas salen a la luz?
En el último reportaje que estoy preparando he hecho en torno a las 700 fotos. Yo disparo muy poco. Me pone nerviosísimo cuando tengo un fotógrafo al lado que va como haciendo cine, taca-taca-taca-tá. Yo me he criado con la película y lo que veo y me llama la atención pum, disparo.
Te voy a poner un ejemplo: En África nos pillaron unos combates y otros dos fotógrafos y yo tuvimos que salir de la zona. Ya que estábamos desplazados, nos acercamos a la zona donde estaba un general local, lo encontramos y nos recibió. Nos hizo esperar un día, llegó otro coche que era una entrevista en exclusiva para AP. A mí me interesaba más el personaje [en vez de la noticia], por un lado evangelista, al mismo tiempo quiere ser presidente, Señor de Guerra, criminal de guerra... entrar en el perfil y en el elemento religioso, la guerrilla, los niños-soldado. Quería entrar en el día a día y eso no lo haces en un día.
Me dije que como iba a volver, iba a hacer una primera toma de contacto. Llegó el general y los otros fotógrafos... taca-taca-taca-tá, taca-taca-taca-tá. Al cabo de un rato cuando ves a cuatro extranjeros [sacando fotos] y a un tío de los cuatro con dos cámaras que le estaba mirando sin hacer una foto, el General se preguntaría ¿este tío que hace? Al cabo de un rato le tomé en un aparte y le expliqué lo que quería. Charlamos un rato y le pedí hacerle un retrato. Lo vi clarísimo y [el General] se me abrió. Lo senté e hice pof. "Ya". Se me quedo mirando y me dijo "¿ya?" Se quedó tan cortado que hice pof pof, y le tiré dos más.
Alguna vez que me han pedido dar algún curso doy un carrete, una óptica fija y les digo: "Tienes 36 fotos. Tráeme algo." Y ya está. Si tiras 2.000 seguro que hay algún momento interesante, pero ¿realmente lo ha visto, o es suerte? Incluso con digital, tiro poquísimo.
En un reportaje en profundidad tienes tiempo para planificar, mirar, para volver, para todo...
En realidad nunca sabes cuándo vas a acabar, es una crítica que me hacen varios editores, y con razón. Soy tan perfeccionista que puede llegar a ser enfermizo. Christian Caujolle [fundador de la Agence VU], que es mi mentor, me fuerza y me ha puesto una fecha límite para acabar un proyecto personal, porque si no, sigo y vuelvo... no por inseguridad, sino porque siempre hay algo más que contar. Creo que tienes que ser muy abierto como fotógrafo, no puedes ser categórico.
¿Con qué disparas?
Llevo dos cuerpos y disparo con un 28, un 35 y un 50. Fijos los tres.
¿Y cuál es tu cuerpo ideal?
No me gustan las cámaras grandes. Para mí un cuerpo ideal sería un cuerpo similar al de algunas cámaras compactas actuales de gama alta, con un sensor completo y unas calidades como te puede dar una Nikon D700 actualmente. Que te brindara un mecanismo silencioso y limpio, pero cuando la cosa se pueda complicar que tengas la posibilidad de tener la velocidad que te puede dar una Nikon. Eso aún no existe. Ahora tiro con una D700 porque creo que es lo mejor que puedes encontrar en digital en el mercado.
¿Porqué blanco y negro siempre? Además no solo eres tú, es muy típico de este tipo de trabajo...
¡Pues yo estoy más cómodo con el color! Es una cuestión técnica: el color exige más, te limita más. No te puedes permitir el lujo de no dar la talla cuando estás en estas situaciones. Moralmente. El color tiene que darte mucho más: puedes jugar con dominancias, con sensaciones, el color es un elemento extra que tú añades a la foto, pero también la luz determina mucho las horas en las que puedes trabajar. Y en estos temas no le puedo decir a una persona... [gesticula al aire, como pidiendo que se espere a que llegue la luz adecuada].
¿Y no es una postura artística?
No, y de hecho cada vez trabajo con más personalidad, sobre todo con los positivados. A mí me da la sensación de que con muchos trabajos dentro de 30 años van a decir "estos trabajos se han hecho entre el 2001 y el 2008" [por el estilo que tienen]. Y yo estoy volviendo a mi película, la TRI-X 400, a la simplicidad. Cuanto más simple es una foto, es más real. Ahora se usan unos desenfoques rarísimos, se ha puesto de moda disparar a f1.4...
¿Así que sigues tirando en analógico?
Combino. Lo que es el procesado lo hago siempre yo. Incluso en película, lo escaneo yo.
En analógico tengo y uso un juego de Nikon F6. También disparo Medio Formato en película de 120 (formato 6x6) con una antigua Yashica Mat 124 G.
¿Cuando empezaste tenías ya un estilo definido, estabas a gusto con tu técnica?
Yo siempre he tirado lo que me ha llamado la atención. No soy consciente de buscar uno u otro estilo. Tengo que reconocer que soy un friki del movimiento. Me gusta disparar con velocidades muy lentas y que te metas. Dos de los mejores fotógrafos que ha habido son Capa -que para mí es clave- y Christopher Morris [Fundador de la agencia VII, Chechenia, Irak, My America], que es único. Luego mucha gente me ha insistido: "confía en lo que tú ves. Es el Valor." Para mí la foto buena es la que llega.
Soy muy tímido. Me das una cámara y soy capaz de mostrarte lo que veo, pero hay veces que no soy capaz de contarte lo que me llama la atención. Voy continuamente haciendo fotos, mis pajas mentales, los vacíos, los espacios... eso está continuamente funcionando.
La sensación desde fuera es que salir adelante con una casa, unos números, una familia... es harto difícil.
No es difícil, es que es absolutamente imposible. Pero bueno, también depende de qué tipo de fotografía. Yo no me planteo tener una familia a este ritmo. Cuando te dedicas a fotografiar a gente que sufre adquieres una responsabilidad que es mucho mayor. Estamos hablando de seres humanos, de gente que les ha fallado todo. Es una responsabilidad inmensa y la dedicación tiene que ser igual, paralela. El objetivo que tienes siempre es publicarlo, conocer su historia. Eso es bastante incompatible con tener [una familia]... quizás somos la profesión con mayor cantidad de fracasos de vidas personales que te puedes encontrar. Es un cliché que te confirmo desde dentro. Hay que saber ponerse también en el otro lugar: Nosotros tenemos la obligación de estar en los dos mundos, en el de la persona que te acompaña.
El mundo de los medios de comunicación (radio, prensa, internet...) es un mundo cada vez más complicado. Nosotros tenemos una gran ventaja, que es que la fotografía es un lenguaje universal y tenemos más plataformas. Cierto es que se ha abierto el tema de la fotografía en los móviles; hay gente que cree que es una desgracia, pero yo creo que no: hay que saber adaptarse a los nuevos momentos y si mañana hay una ejecución pública y alguien la puede registrar en un móvil, eso me parece que aporta al fin último que buscamos todos. El reciclaje va por otra línea: temas más en profundidad, otra horquilla de mercado más allá de las Breaking News que te encuentres. No es como antes, que eran 5 - ahora somos millones. De hecho, desde que nació la fotografía digital se ha hecho más fotografía que en toda la historia.
También hay otra cosa que da pánico: la cantidad de fotos que se han destruido. El archivo digital - hay gente que dice que dentro de 30 años no se podrán mantener todos los sistemas, todos los formatos. La película siempre queda.
Álvaro se va con la misma suavidad con la que estuvimos charlando. A pesar de mis quejas, paga las copas que nos hemos tomado "...por hacerte esperar por lo del viaje" y -curiosamente- no me deja hacerle una foto -"odio salir en las fotos"-. De hecho, fue la única petición que hizo para esta entrevista. Me viene a la memoria lo del anonimato, repaso mentalmente toda la historia de esta entrevista y no puedo más que añadir dos palabras más al resumen personal que hago de Álvaro Ybarra Zavala: Consecuencia y Generosidad. Cinco palabras. Buen número.
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