Por @Wicho — 6 de junio de 2016

La Holga Digital y Boba Fett

Cuando me enteré de que estaba en marcha una campaña en Kickstarter para hacer una Holga digital, aunque no fabricada por la misma empresa que hacía las Holga originales, me apunté para hacerme con una.

Después de unas semanas usándola he llegado a apreciarla con todos sus defectos, que no son pocos… Pero esa es la idea de usar este tipo de cámaras, ¿no?

Surferos (movidos) al amanecer
Surferos (movidos) al amanecer [1/339 sec – f/2.8]

99 (o así) red parrots
99 (o así) red parrots [5/1249 sec – f/2.8]

Sus especificaciones dicen que tiene un sensor CMOS de 1/32 de pulgada con una resolución de 8 megapixeles, dos opciones de apertura (F2,8 y F8,0), un tiempo de exposición fijado a 1/60 segundos, ISO automático, enfoque libre de un metro y medio a infinito, la opción de hacer las fotos en formato 4:3 o 1:1 (3266×2450 y 2450×2450 pixeles respectivamente), fotos que son guardadas como jpeg en una tarjeta SD.

Tiene la posibilidad de usar otros objetivos Holga mediante un adaptador y también tiene zapata para flash y rosca para trípode.

La cámara es totalmente plástica, por lo que sólo pesa 100 gramos sin las pilas. Mide 9,2×5,6×7,3 centímetros, lo que la hace realmente pequeña; de hecho al tenerla en la mano se hace mucho más pequeña de lo que parecería sólo con leer estas cifras, y a la foto de arriba del todo con un minifig me remito, con lo que según para que manos sea, eso ya puede ser un problema.

La Holga Digital desde arriba
La Holga Digital desde arriba

Los controles –no necesita muchos, claro– están básicamente en la parte superior de la cámara. El principal es un mando giratorio que permite encenderla y escoger entre los formatos marcados como 135 y 120, lo que en realidad quiere decir escoger entre las proporciones 4:3 y 1:1, aunque estos no sean los únicos que se hayan usado con película de 135 y 120, en especial con la de 120, que se usa en multitud de proporciones. A su lado está un led rojo que se ilumina para indicar que la cámara está encendida.

A mi modo de ver no tiene mucho sentido usar el formato 1:1 ya que pierde el viñeteo que causa el objetivo de la cámara, lo que para mí es parte de la gracia de esta; además siempre puedes recortar la parte central de la foto más tarde para pasarla en este formato.

En la parte superior de la «montura» del objetivo hay un interruptor que es el que permite escoger entre f2,8 y f8,0, aunque en realidad no cambia la apertura del objetivo sino los ajustes de exposición, que ya voy adelantando que van bastante a su bola aún en dos fotos tomadas una detrás de otra sin que cambien las condiciones de iluminación; fíjate en los tiempos de exposición de las fotos que ilustran esta anotación.

En el lado derecho de la «montura» según miras a la cámara desde arriba está el disparador, cuyo funcionamiento es un poco misterioso: aún no tengo claro si dispara cuando lo aprietas o cuando lo sueltas. Tiendo a pensar que es cuando lo sueltas, pero me tiene mosca que las instrucciones digan que si lo mantienes apretado la cámara hace una exposición larga.

Sin embargo me he encontrado con unas cuantas fotos hechas cuando yo no suponía que la cámara estaba haciendo una foto, así que aún tengo mis dudas, por lo que al final he optado por procurar no mover la cámara hasta un par de segundos después de haber soltado el disparador, lo que ha reducido, pero no eliminado, el número de fotos hechas a destiempo.

Ooops bilbaíno
Ooops bilbaíno [10/18991 sec – f/2.8]

La cámara, por supuesto, no tiene pantalla para ver lo que haces, así que no queda otra que usar el visor, que por cierto es una de las peores cosas en esta cámara llena de pequeños defectos, ya que es cuadrado a pesar de que la cámara permite hacer fotos en proporción 4:3. Hubiera tenido mucho más sentido que fuera rectangular con unas marcas que se correspondieran al encuadre correspondiente a las fotos 1:1. Tal y como es resulta extremadamente difícil componer las fotos, algo que es aún más complicado porque el objetivo tiene una focal equivalente a unos 60 milímetros en una cámara de 35mm en vez de a un gran angular como es más propio y adecuado para este tipo de cámaras.

En la pare inferior del visor hay otro led rojo que permite intuir cuando la cámara está haciendo una foto, y cuando digo intuir es porque no siempre coincide el momento en el que este se enciende con cuando la cámara hace la foto, algo que sin duda va relacionado con el «misterioso» funcionamiento del disparador que ya he mencionado.

Los bajos de la Holga Digital
Los bajos de la Holga Digital

En la parte inferior de la cámara está el compartimento para las dos pilas AA, que duran un montón porque no es que esta cámara tenga mucha electrónica que las consuma, una rosca para trípode, un puerto micro USB para conectar la cámara al ordenador para descargar las fotos, y la ranura para la tarjeta SD.

La Hola Digital, por cierto, es compatible con tarjetas SD con WiFi como las EyeFi, con lo que a falta de visor puedes ver las fotos después de hacerlas en un móvil, en una tableta, o en un ordenador.

En la parte inferior de la montura del objetivo está el selector para pasar de color a blanco y negro, aunque de nuevo yo siempre haría las fotos en color, ya que siempre hay la opción de pasarlas a blanco y negro con un software de edición de fotos.

Graybox jamaicana
Graybox jamaicana [5/9173 sec – f/2.8]

Homo astronomensis
Homo astronomensis [5/9173 sec – f/2.8]

Otra cosa que no hace la Holga es marcar las fotos que hagas en vertical como las dos anteriores como tales; tendrás que girarlas por software salvo que quieras acabar con tortícolis o que tumbes el monitor de lado.

Tampoco graba la fecha y hora de las fotos en los datos Exif de una forma que te vaya a servir para nada puesto que cada vez que la enciendes su fecha y hora vuelven a las 00:00:00 del 1 de enero de 2012; afortunadamente la cámara es al menos capaz de leer el nombre del último archivo que hay en la tarjeta SD para no machacar las fotos anteriores.

Y en cuanto a lo de hacer fotos, pues bueno, es un poco un ejercicio de paciencia, fe, y tomarse las cosas con filosofía. La Holga Digital necesita mucha luz para que las fotos salgan medianamente presentables, y tienes que adaptarte a sus tempos y peculiaridades si quieres que alguna pueda servir para algo.

Pulpofante
Pulpofante [1/8267 sec – f/2.8]

Lunares bilbaínos
Lunares bilbaínos [1/1105 sec – f/2.8]

Mirando al mar… ¿Soñé?
Mirando al mar… ¿Soñé? [1/15958 sec – f/2.8]

Aún así las fotos tendrán un viñeteo exagerado, a menos que las dispares en formato 1:1 y un contraste excesivo, pero también es parte de la gracia de esta cámara, aunque si quieres (casi) siempre se pueden apañar un poco los resultados en Photoshop.

¿Tiene sentido gastarse 70 dólares en una cámara de resultados impredecibles y por lo general malos que hace peores fotos que el móvil que seguro que llevas encima incluso después de aplicarle los filtros de Instagram? Para mí, sí; es una cámara divertida de usar a la vez que es un desafío; de hecho está siempre en la bolsa que llevo todos los días al trabajo.

Eso sí, no pretendas usarla para fotografiar una ocasión única en la vida o especialmente importante; o al menos no la lleves como única cámara.

Todas las fotos hechas con la Holga Digital que salen en esta reseña están sin retocar y si pinchas en ellas puedes verlas a tamaño real en Flickr; sólo están giradas aquellas que van en formato vertical. En el álbum de fotos de prueba hay bastantes más incluidas algunas tomas falsas y fotos hechas una después de otra para que puedas ver cómo varía la exposición o lo complicado que es encuadrar.

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