Por Nacho Palou — 19 de Noviembre de 2010

Aunque tengo una cámara Lomo LC-A+ nunca he acabado de engancharme a la lomografía, aunque si estás acostumbrado a una cámara réflex tiene cierta gracia encontrarse de repente con que prácticamente el único botón del que dispones es el de accionar el obturador.

Ahora el equivalente más parecido sería el de las cámaras de los teléfonos móviles, por lo desesperante que resulta a veces no poder controlar la exposición y el aspecto tan particular de las imágenes que producen.

Éso es precisamente lo que explota la aplicación Instagram para iPhone, gratuita (en la App Store).

Aunque salió hace algo más de un mes en su día cuando la vi mencionada de pasada la ignoré un poco pensando que era tipo Hipstamatic para iPhone, una aplicación que permite aplicar distintos efectos a las fotografías tomadas con el móvil.

Pero hace no mucho un amigo me la enseñó en vivo y pude ver al momento que era mucho más interesante de lo que parecía inicialmente.

Por un lado es cierto que es una aplicación que permite aplicar distintos efectos a las fotografías tomadas con el móvil (algunos ejemplos).

Pero además permite (obliga a, de hecho) compartir las imágenes conforme se capturan. No se pueden guardar para más tarde ni repetirla y elegir luego la mejor. No es esa la idea.

El componente de microred social es lo que lo hace atractivo e interesante; y útil. Puedes ver las fotos instantáneas y fuera de control tomadas con el móvil de tus contactos y compartir las tuyas con ellos, disimulando además el aspecto de foto de móvil. Además, las imágenes pueden enviarse al momento a servicios como Twitter, Facebook o Flickr.

Si la filosofía lomo realmente ha existido alguna vez, en el Siglo XXI Instagram es su auténtico heredero. La única pega es que -al menos de momento- sólo está disponible para iPhone. Pero compensa mucho más y sale más barato que hacerse con una cámara lomo de verdad.

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